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domingo, 9 de noviembre de 2014

¿Morir dignamente o luchar? Dos mujeres nos enseñan el valor de la vida

Brittany Maynard decidió 'morir con dignidad' mientras que Lauren Hill cumplió su último deseo antes de morir.
(CNN) — Dos mujeres capturaron nuestros corazones; ambas morían de cáncer cerebral. Ambas nos enseñaron a apreciar la vida; que nada es más grande que el espíritu humano.

Brittany Maynard de 29 años, luchó por el derecho de morir con dignidad. Lauren Hill de 19 años, luchó por un sueño; jugar un partido de basquetbol colegial antes de morir.

Sus historias son tristes y trágicas, pero inspiradoras, valientes y hermosas. Durante un breve momento, ambas mujeres nos alejaron de los anuncios políticos negativos que pasan en nuestros televisores y nos dieron el mensaje más importante de todos: disfrutar nuestro tiempo en la Tierra.

Maynard transmitió un mensaje inspirador sobre poder permitir morir bajo sus propios términos; la causa de Hill fue contagiosa mientras transmitió un espíritu de nunca rendirse.

El pasado sábado, Maynard, quien sufría cáncer cerebral terminal, tomó su último respiro. Se había mudado a Oregon, Estados Unidos, para terminar con su vida bajo la Ley de Muerte con Dignidad del estado.

Antes de tomar el medicamento que terminó con su vida, Maynard se despidió, diciendo, “adiós a todos mis amigos queridos y familia que amo”.

"Son las personas que hacen una pausa para apreciar la vida y dar las gracias las que son más felices. Si cambiamos nuestros pensamientos, ¡cambiamos nuestro mundo! Amor y paz para todos ustedes”.

Una graduada de la Universidad de California, Berkeley, en Estados Unidos, Maynard disfrutaba viajar por el mundo antes de su diagnóstico. “El mundo es un lugar hermoso”, dijo. “El viaje ha sido mi mayor maestro, mis amigos y personas cercanas son los mayores dadores”.

Murió rodeada de aquellos a los que más amaba.

Un tema que alguna vez fue tabú; permitir que un paciente terminalmente enfermo muera bajo sus propios términos, fue empujado al centro de atención.

Mientras la noticia de su muerte se extendía, su historia se volvió viral la tarde de este domingo. Dolientes tuitearon y la recordaron a través de las redes sociales.

Ese mismo día, Lauren Hill se puso la camiseta número 22 y se preparó para jugar basquetbol para Mount St. Joseph de la División III. La NCAA, no conocida por tomar decisiones rápidas, adelantó el primer partido de la temporada del equipo para permitir que Hill jugara antes de morir.

Cuando fue diagnosticada con un tumor inoperable en el cerebro el año pasado, uno de sus médicos le dijo que su cáncer cerebral pediátrico “necesitaba un rostro”, así que estableció la meta de vivir lo suficiente para jugar en su primer partido de basquetbol colegial. En septiembre, los médicos solo le dieron unos meses más de vida. Se espera que solo viva hasta diciembre.

Más de 10,000 aficionados se dieron cita en el Centro Cintas en Cincinnati, Estados Unidos, este domingo, para el partido contra el Colegio Hiram. Vistieron playeras y sudaderas con el nombre de Hill y el slogan “Nunca te rindas”.

Hill le dijo a ESPN antes del partido: “Siempre quise salir a una cancha colegial, ver mis zapatos, caminar por el piso de madera y sentir la vibración de la multitud”.

En la primera jugada del partido, Hill recibió el balón del poste y lo metió en la canasta. La arena se volvió loca. Anotaría de nuevo, terminando con cuatro puntos.

Al medio tiempo, la legendaria entrenadora de Tennessee, Pat Summit; que enfrentó su propia pelea con el alzhéimer, le dio a Hill el Premio Pat Summit a la Jugadora Más Valiente. El premio normalmente se otorga al final de la temporada durante la final femenil.

"Este partido fue increíble, y todo lo que ocurrió hoy fue increíble”, dijo Hill. “Este es un día realmente bueno”.

La entrenadora del equipo contrario, Emily Hays, dijo, “la expresión de su rostro no tuvo precio. Tenía esa gran sonrisa. Dije, 'es por eso que estamos aquí'”.

Hubo suficientes lágrimas para llenar el río Ohio. Su historia también encendió las redes sociales.

La muerte es algo que todos debemos enfrentar. En un fin de semana, dos mujeres a más de 3,701 kilómetros de distancia, nos recordaron lo que significa ser valiente.

“Me siento culpable porque traicioné a mi mejor amiga”

Los recuerdos siguen tan presentes a pesar de que ya pasaron 5 años de que le sacó la pareja a su ami, quien en los buenos tiempos le contaba hasta los detalles más íntimos de su relación.
Estoy muy triste porque traicioné a mi mejor amiga, era muy buena conmigo. Me contaba su problema, que se peleaba con su marido, que no se entendían más; que había solo problemas en la casa, que hace 3 años dejaron de tener relación sexual, que la maltrataba...

A parte de eso, me contó que conoció a otro hombre, que estaba enamorada, que ya tenía algo con él hasta que ya le quería mucho a su amante porque le trataba bien, solo que era casado con 3 hijos.

Resultó que el amante era mi amigo, el también empezó a contarme todos sus problemas, me decía que le quería a mi amiga, pero tenía miedo de andar públicamente con ella. Bueno, así pasó el tiempo y después le conocí al marido de mi amiga. Era un señor rubio, serio, llegué a tener vergüenza de él y dejé de frecuentar la casa de mi amiga, que era mi vecina. 

Yo alquilaba un departamento con su hermana y una vez me pidió prestado mi celular, había sido habló con su cuñado y él guardo mi número. El llamó a preguntar por su cuñada en varias oportunidades, pero había sido quería escuchar nomás mi voz.

Otra vez mi amiga me invitó a una fiesta familiar y el marido estaba ahí, no podía bailar de él, me andaba detrás... me decía yo te quiero, yo te amo a vos... Yo le contaba todo a mi amiga, le dije: tu marido anda detrás mio. Ella me decía, no le hagas caso, está borracho nomás.

Desde ese día, él ya no me dejó más en paz, me invitaba para salir a cenar y yo le contaba a mi compañera de trabajo y ella me decía: salí si qué con él, dudaba porque no quería fallar con mi amiga. Cuando iba a su casa, ella me dejaba con su marido sola...hasta que acepté la salida y él me contaba su problema. 

La historia estaba cantada, dijo que no le quería más a mi amiga. Unos meses después ya sentía algo por el señor, todo el mundo se daba cuenta que yo tenía algo con el señor. Un día le pregunté a mi amiga qué haría si una amiga suya saliera con su marido, y ella respondió: me haría un favor!.

Había sido mi amiga estaba planeando que yo me enganche con su marido para que ella pueda tener libertad de andar con su amante, por eso nos dejaba mucho tiempo a solas y yo no sabía nada.

Le conté a mi amigo (el amante de mi amiga) lo que estaba pasando y se comprometió en hablar con ella, yo temía que se enojara conmigo. Horas más tarde, mi amiga me mandó el siguiente mensaje: ¿En serio que ya tenés relación sexual con mi marido?. 

Lo primero que hice fue llamarle a mi amigo, le pregunté que pasó y me pidió que hablara con ella. Me fui y me cantó las cuarenta, me dijo que ella no esperaba que yo llegase hasta ese punto, penso que yo iba a salir nomás con su marido y que después que le iba a dejar. 

Tras esa conversación, ella a todo el mundo le contó que yo le traicioné. Al final, me quedé con él señor que ahora tiene 49 años, es muy celoso, hace 5 años que estamos juntos y hasta hoy día la culpa no me deja. ¿Qué puedo hacer?.


“El marido estaba ahí, no podía bailar de él, me andaba detrás... Yo le contaba todo a mi amiga, ella me decía, no le hagas caso, está borracho nomás”.

REMIGIA, DE ASUNCION, 26 AÑOS.

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Anímate y escríbenos un relato que lo publicaremos aquí con gusto. No es necesario que nos digas tu nombre, puede ser tu historia o no, solo con un Nick o apodo y de que lugar o país eres.
Te damos una muestra de lo que podrías escribir:


Después de morder su boca con mis ojos, cogió mis manos y las puso en su pecho. Era suave. Las gotas de agua recorrían sus pequeños pezones invitándome a que bebiera de ellos. 


Me embriagaba la tersura de su piel y solo quería restregar mis labios y mi cara por aquel cuerpo que tanto había anhelado. Su pelo estaba mojado y se negaba a abandonar su rostro, lo apartaba con mis dedos para besarla. La estrechaba contra mí y me guio hasta su centro cálido y húmedo. Deseaba entrar, bañarme en aquella hoguera de placer y cuando lo hice vi como sus ojos se entornaban, su boca se abría y su pecho henchido parecía pedir más. Apretaba mis brazos con fuerza y se resbalaban sus pies al pisar el suelo de la bañera.

Me gustaba verla así. Tenía todo el tiempo del mundo para hacerla disfrutar, para oírla gemir. Apretaba sus muslos que querían escaparse y llegaba rodeándola por detrás con mi brazo. Su espalda contra la pared sin escapatoria parecía jugar a mi favor. Quería besarme y notaba su lengua en mi cuello. Baje poco a poco lamiendo su vientre y puso una de sus piernas sobre mi hombro. Me agarró del pelo mientras me indicaba cómo le gustaban mis movimientos.

Cada vez sus manos apretaban de forma más poderosa mi cabeza y al mirar hacia arriba vi un cuerpo perfectamente dibujado, contoneándose en un vaivén al son del placer que yo le daba. Parecía llegar al final, cerró los ojos con fuerza, apretó los dientes y se quedó inmóvil durante unos segundos para finalizar el acto con un breve temblor. Su sonrisa no se me olvidara jamás.

Dale.. escribi tu propio relato y..

Envianos a vmarce7@gmail.com