NOTA RECOMENDADA

La historia de la mujer que hizo una licenciatura a los 87 años

Benita Socorro Calderón Ibarra es una mujer de 87 años, y a diferencia de lo que hacen las personas de su edad, ella decidió continuar con s...

miércoles, 16 de diciembre de 2015

El crudo relato de una mujer que sobrevivió a la Alemania nazi y se refugió en Argentina

Cuando Clara Mann tenía 9 años, su familia escapó del gobierno de Hitler. "Nos pusieron una J roja en el pasaporte para que todos supieran que éramos judíos", dice. Hoy, a los 88, recuerda el asedio que tuvo en su colegio, la triste despedida de sus amigas y el volver a empezar en un país lejano.

Clara con su viejo pasaporte con una J roja: los nazis ponían esa marca para que todos supieran que eran judíos.

Tiene nueve años. La alumbra una lámpara a querosén y, sentada sobre una cama de paja, intenta leer el diccionario alemán-español que le dio su papá. Pasaron casi ocho décadas de aquella noche que Clara Mannrecuerda con tanta nitidez como si la volviera a vivir. Hoy, a los 88, en vez de un diccionario sostiene en sus manos el pasaporte alemán que una noche le sellaron en la Aduana Argentina, cuando llegó junto a su familia escapando del nazismo.

"Antes de subirnos al tren en Alemania, nos pusieron una 'J' roja en el pasaporte, para que todos supieran que éramos judíos. A los que viajaban nos separaban entre hombres y mujeres, ynos desnudaban para revisar que no nos lleváramos nada. Así nos tenían dos horas", cuenta desde una silla de plástico en los jardines del Hogar Hirsch, de San Miguel, donde hoy vive, pinta, borda, hace natación y narra la historia de su vida.

"Con mi familia vivíamos en un pueblo alemán que quedaba cerca de la frontera con Francia, donde el nazismo se sufría aún más que en las ciudades grandes. Para terminar de comprender lo que pasaba nos juntábamos de noche en la casa de unos amigos judíos a escuchar una radio francesa, la única que contaba la verdad", relata.


Una foto de su infancia.

El horror que se vivía en Alemania sería, poco después, conocido en todo el mundo. "En 1936, ya con tres años de Hitler en el poder, ingresó a mi colegio un profesor nazi. En mi escuela quedábamos sólo tres alumnos judíos. Este profesor formó una juventud hitleriana y les enseñó a odiarnos simplemente por ser judíos. La mayoría de mis compañeros se unió, sólo unos pocos nos fueron fieles, aunque tampoco podíamos hablar o jugar con ellos porque si nos veían juntos los castigaban. No pude aguantar este hostigamiento y dejé de ir al colegio", cuenta la abuela, reviviendo con palabras a esa niña atemorizada que aún lleva bajo su piel.

"Mis papás decidieron volver a mandarme al colegio de mi pueblo, pero las agresiones contra nosotros eran cada vez peores. Una tarde llegué a mi casa con las manos marcadas porque un profesor me había dado diez golpes en cada una con un señalador", detalla y se acaricia las muñecas, como si todavía llevara esas marcas.

"Mi mamá no quiso que dejara de estudiar, yo tampoco, porque me encanta aprender. Pero cuando los insultos y la persecución empezaron a provenir también de los maestros, decidió hablar con el director. La respuesta que recibió fue más que suficiente para sacarnos de ese colegio. El director le dijo que si volvía a quejarse, iba a tirarla por las escaleras", repasa Clara.

Y agrega mientras despliega un caminito de tela que lleva bordadas sus iniciales y 1938, el año en que llegó a la Argentina: "Mi mamá empezó a enseñarme por su cuenta. Me explicaba cómo escribir, leer, bordar y hacer las tareas de la casa para ayudarla. Bordábamos juntas, hay un lienzo que empezamos en Alemania y terminamos aquí".



En el Hogar de San Miguel donde vive.

"Al problema del colegio se sumó que mi papá ya no vendía nada en su negocio porque la gente no quería comprarles a los judíos. Y empezamos a recibir maltratos de nuestros propios vecinos, que una noche vinieron a mi casa a gritarnos canciones nazis. No nos quedó otra opción que huir, primero hacia París, donde nos esperaban familiares de mi mamá y unos amigos", prosigue con una mirada que revive el dolor de dejar su hogar y las pocas amistades que le quedaban.

Confusión y tristeza. Eso sentía Clara mientras se despedía de sus amigas la noche anterior a subirse al tren que los llevaría desde su pueblo, Steinbach am Glan, a París, donde los ayudarían a embarcarse rumbo a la Argentina. "Teníamos que vernos de noche, nadie podía saber que éramos amigas, porque ellas eran cristianas y yo, judía", afirma.

"Después, tuve que despedirme de nuestros amigos y familiares en Francia, todavía tengo la imagen de ellos saludándonos en la costa", expresa con la voz quebrada y el corazón en aquellas despedidas.

Durante el viaje a Buenos Aires, se enteraron de la Noche de los Cristales Rotos. "Cuando los nazis destrozaron negocios de judíos y sinagogas, agradecíamos haber salido a tiempo y salvarnos, al mismo tiempo que sufríamos por nuestros familiares que fallecieron en campos de concentración", dice y aprieta los labios.

Ya en suelo argentino, la familia Mann fue recibida por otros parientes que habían escapado antes que ellos.

"Cuando llegamos era todo tan nuevo para nosotros. Hablaban un idioma que no entendíamos y con mi hermano intentábamos leer un diccionario de diez tomos que había comprado mi papá para poder hablar algo de español", rememora.

"Vivimos en unos terrenos que nos dio la Asociación Judía de Colonización en Entre Ríos, hasta que vine a Buenos Aires a estudiar Enfermería. Luego fui a la Asociación Filantrópica Israelita, que hoy tiene el Hogar Hirsch, para aprender a cuidar chicos y trabajar de niñera, hasta que conocí a mi marido Enrique en una sinagoga. Con él estuve casada 60 años, hasta que falleció", sostiene y sus ojos, que supieron estar empañados al recordar el pasado, ahora brillan al hablar del amor que siente todavía por su esposo.

Decorada con retratos de sus dos hijos, nietos y bisnietos, en su habitación Clara atesora su historia. Sobre la mesa, tiene una agenda donde anota sus actividades. "En el hogar hago talleres de literatura, pintura y aquagym", destaca mientras busca fotos de su infancia alemana. Conoce exactamente el orden en el que guarda aquellas fotografías que permanecen intactas, como sus recuerdos.

Clarín Zonales

Argentina: Ser madre tras las rejas: el crudo relato de internas santafesinas

Familias desmembradas. Este martes se presenta un informe que cuenta cómo las condiciones edilicias precarias, la justicia lenta, el hacinamiento y la falta de contención e información, dificultan la relación entre las mujeres detenidas y sus hijos.
 


Objetivos. Visibilizar el problema y buscar soluciones.

En el Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la UNL se presentará el informe “Maternidad en contextos de encierro: mujeres y niños encarcelados y prisión domiciliaria en la ciudad de Santa Fe. Problemas y desafíos”. El acto será a las 10.30 y el documento cuenta con el testimonio de ocho mujeres (madres de 32 niños) alojadas en el Instituto de Recuperación de Mujeres Unidad Nº 4 de la Ciudad de Santa Fe.

La falta de condiciones para la permanencia de los niños en el lugar, la ausencia de dispositivos de acompañamiento, la falta de contención y de información sobre los derechos son algunos de los problemas que se desprenden de la investigación.

Natacha Guala, integrante del programa Delito y Sociedad de la UNL, sostuvo que “se trata de una problemática compleja que requiere de abordajes integrales”. El informe fue desarrollado en el marco del Proyecto de Extensión de Interés Social de la Universidad Nacional del Litoral y refleja el profundo impacto que padecen las madres y su grupo familiar en situaciones de encarcelamiento. “El estudio busca visibilizar el tema y convocar a los actores institucionales y sociales para avanzar en el desarrollo de políticas específicas que garanticen los derechos de mujeres y niños”, afirmó Guala.

El 100% de las mujeres entrevistadas tienen por lo menos tres hijos; habiendo incluso un 37% con cinco y un 13% con seis hijos. La mayoría de ellas coinciden en que no es el mejor lugar para el desarrollo de sus niños.

Un dato significativo es que ninguna de las mujeres ve a sus hijos tres veces por semana. Además, el 60% tiene contacto una sola vez por mes y un 30% de las mujeres manifiesta que tiene al menos un hijo con el cual ha perdido prácticamente el contacto. Las dificultades económicas, las distancias, la falta de teléfono, las sanciones disciplinarias, la falta de un espacio adecuado y disponibilidad horaria, son algunos de los motivos que limitan el contacto. En estas condiciones, destaca el informe, es difícil mantener una relación sana y saludable.

Prisión domiciliaria

Otro dato sobresaliente es que el 75% de los hermanos han sido separados. La mayoría de ellos se encuentran viviendo con parientes lejanos . “Ante este escenario, las familias sufren el desmembramiento y las relaciones se deterioran”, señala el informe.



De los casos relevados, más de la mitad de las mujeres accedió en algún momento a la prisión domiciliaria, la cual fue posteriormente revocada o suspendida por diferentes motivos y situaciones. Violencia de género, falta de vivienda, dificultades económicas y nuevas causas judiciales son motivos para suspender el arresto domiciliario.

La investigación describe que “la actuación judicial en la tramitación de los arrestos domiciliarios es irregular, lenta e inefectiva”. La dilación en la resolución de trámites se traduce en la falta de acceso a la justicia por parte de las mujeres detenidas. El desconocimiento sobre su situación legal y la falta de comunicación con sus abogados defensores produce el desconocimiento pleno de los derechos que las asisten.

En tal sentido, el informe exige medidas para que las mujeres accedan al arresto domiciliario y se garantice el derecho a la educación, a la salud y a vivir en familia.

El estudio elaborado sostiene que no se está cumplimentando con los estándares mínimos de derechos humanos, ni tampoco con la legislación en materia de familia y de protección integral de los niños y de las mujeres. En esa dirección, apela a tomar políticas para incorporar la perspectiva de género y de la niñez en los procesos penales.

Además, considera que deben articularse las políticas necesarias para que, ante el encarcelamiento de las mujeres, el Estado en sus distintos niveles actúe como garante de los derechos de los niños y se dé intervención a las instituciones competentes.

Por último, en el informe se considera fundamental que en este contexto se garantice el derecho de los niños a ser oídos en todo proceso relativo a su situación personal y familiar.

Jóvenes, corajudas y feroces: las mujeres que aterrorizan al ISIS


Sirias, kurdas, iraquíes y cristianas se alistan en distintas milicias para combatir el terror del Estado Islámico. Historias de vida detrás de la línea de fuego.
La amenaza de ISIS es tan apabullante que provocó algo que parecía imposible en el mundo árabe: las mujeres se sumaron a la guerra como combatientes y ya mostraron su ferocidad en el campo de batalla. Sirias, kurdas, iraquíes y hasta cristianas que viven en países de Medio Oriente se enfrentan al terror de Isis fusil en mano.

Los miembros de ISIS temen morir en manos de mujeres.

Ocurre que los milicianos del Estado Islámico creen que si mueren en combate a manos de una mujer, sus almas arderán en el infierno, al contrario de lo que sucedería si caen a manos de un hombre. Con esta premisa, se formaron varios batallones para atormentarlos y hasta hacerlos retroceder.

EL BATALLÓN DE LAS CHICAS

En Siria, epicentro de los combates, ya hay 800 mujeres que durante los últimos tres años forman parte de la Guardia Republicana del Ejército. Se conocen como Katiba el Benat —el batallón de las chicas—, tal como las bautizaron el resto de soldados.

Sausa, de 23 años cuenta a El País: “la primera vez que maté a un hombre sentí un escalofrío. Es como una sensación rara entre el miedo y una punzada en el estómago. Luego lo normalizás, y pensás que cada terrorista que mates son vidas que salvás”. Sausa ya se cargó a tres terroristas. 

El entrenamiento dura dos meses.

De 2.500 postulantes sólo aceptaron a 800, y todas aseguran que se alistaron “por la patria, por Siria y por apoyar a los hombres en su defensa”. En medio del conflicto se formaron 20 parejas. Si bien reciben un mismo sueldo, a diferencia de ellos, ellas disfrutan de una semana libre por mes.

“Se trata del único batallón femenino completo de un Ejército regular en el mundo árabe. El resto forman parte de movimientos no estatales como las kurdas”, revela con orgullo un general cuyo nombre de guerra es Alí.

Francotiradoras entrenando.

Y remarca que son muy buenas francotiradoras, pero no son las únicas.

LAS KURDAS, EL TERROR DE ISIS

Las Unidades Femeninas de Protección, conocidas también como YPJ por su nombre en kurdo (Yekineyen Parastina Jine) es un grupo de milicia compuesto exclusivamente de mujeres. Más de siete mil voluntarias con edades entre 18 y 40 años combaten al Estado Islámico en Siria.

Todas jóvenes solteras, las kurdas se entrenan durante solo un mes antes de entrar en combate contra el EI. El combate puede empezar en cualquier momento, impredeciblemente. "Organizamos estos campamentos donde se dan las condiciones apropiadas y cambiamos de lugar constantemente", explica la comandante de las YPJ.

Los padres Gulán, una joven kurda de 18 años, son conscientes de que ella puede morir, pero igual quieren que ella vaya a entrenarse, según el relato que hacen los periodistas de RT.

"El EI nos atacó. Se llevan a nuestros niños, les cortan las cabezas. Secuestran a nuestras hijas y las deshonran", relata el padre de Gulán. "Rezo para que nunca la tomen como rehén. Y si ocurre, que se dispare la última bala que le quede", agrega.

A principios de año yihadistas del ISIS lanzaron una ofensiva contra la ciudad de Kobané. Después de masacrar a todos en los alrededores, los terroristas retrocedieron. Durante los combates, feroces y desiguales, las guerrilleras del YPJ se convirtieron en iconos, heroínas, ya que tuvieron un papel determinante en esta batalla. Era matar o morir.

LAS CRISTIANAS

Los siríacos hablan y rezan en arameo. La mayoría es ortodoxa o jacobita, y una minoría católica, que se unió a Roma en el siglo XVIII. Están presentes en el Líbano, Siria e Irak, donde combaten con ferocidad. Babilonia, peluquera hasta que decidió tomar las armas, es un caso de muchos.

Forma parte de un batallón compuesto por decenas de mujeres siríacas bautizado "las fuerzas de protección de las mujeres de Mesopotamia". “Soy cristiana practicante y pensar en mis hijos me hace más fuerte y determinada en mi lucha contra Daesh ( ISIS)", explicó.
El entrenamiento militar, tan riguroso como el de los hombres.

Ormia, de 18 años y ya estuvo en combate. "Estaba aterrorizada por el ruido de los cañones, pero el miedo se disipó rápidamente. Me gustaría mucho estar en primera línea en la lucha contra los terroristas".

Ella es parte de un grupo de combatientes kurdos, cristianos y árabes, creados hace dos meses y reciben el apoyo de Washington en la región.

martes, 15 de diciembre de 2015

El relato íntimo de una mujer bisexual

Al principio, creyó que con ellas se alcanzaba una relación más espiritual, pero luego entendió que no era tan así.
Nota publicada por Clarín y escrita por Lucía (Lux) Valladolid.
Ella decía que era alternativa y “bisexual”. Esa era su carta de presentación. Fue la primera vez que escuché esa palabra y me encantó. Camila cursaba conmigo en el último año de la secundaria en Mar del Plata, se había cambiado de colegio por una mudanza. Una fanática del manga japonés que se vestía como Sailor Moon, usaba las puntas del pelo de color violeta y en los recreos nos daba piquitos. 

Una tarde estábamos volviendo a mi casa después de una muestra de fotos; veníamos hablando de cuánto nos gustaría viajar, conocer otra ciudad, gente distinta, hasta que llegamos al edificio donde yo vivía con mi familia. Entramos al hall porque estábamos en agosto y hacía demasiado frío. Ella me acariciaba las trenzas mientras yo seguía hablando. En un momento se me acercó tanto que casi me rozó la boca; me dijo que mi pelo era hermoso y que yo más todavía. Después se dio media vuelta y se fue. Me quedé ahí parada, sin entender qué había pasado. Ese día algo cambió en mí; la adrenalina que Camila me había hecho sentir había llegado para quedarse.
Creo que siempre tuve la curiosidad. En mi casa me ponían los límites normales. A los diecisiete años iba a las fiestas de los colegios y en una de ellas conocí a Martín, mi primer novio. No había diferencias con respecto a eso: me gustaban los varones como a cualquiera de mis amigas. Cuando empecé a ser consciente de lo que me pasaba con otras chicas lo escondía. No dije nada en casa, por supuesto, pero tampoco entre mis amigas. Hacerlas sentir incómodas era lo último que quería, y quedar como “la rara” o “la torta”, mucho menos.
Martín me hacía sentir una diosa total, era el más amoroso, inteligente, deportista y perfecto. Esas cosas que, se supone, les gustan a las chicas de esa edad. Con él tuve mi primera vez. También con él proyectaba un futuro, hijos y todo el manual de un primer amor. La relación terminó un año después. 

A él le conté lo que me pasaba con las chicas y la idea no le gustaba mucho. Decía que no importaba si era hombre o mujer, que era tener intimidad con alguien más que no fuese él. No me acuerdo por qué cortamos. No fue por eso. Supongo que porque teníamos dieciocho años y tenía que ser así. Después hubo otros novios, noviecitos y variostouch and go. El tiempo fue pasando y creí haberme olvidado de las chicas. A los dieciocho años me mudé a Buenos Aires porque quería tener opciones, no sólo en escuelas de teatro, la vocación que despertaba en mí, sino porque quería vivir en una ciudad con otro tipo de gente, inquietudes y posibilidades. Sabía que dejando mi casa y desplegando mis propias alas iba a aprender mucho más que a ser actriz.
Y la adrenalina volvió a aparecer. Morocha, alta y muy fina. Me parecía adorable su look, noventoso para la época (estamos hablando de finales del 2009). A Sofía la conocí en un seminario de actuación en cámara.Nos pusieron juntas en un grupo y pegamos muy buena onda.Nos hicimos amigas. Lo que más me gustaba de ella era con la facilidad que se emborrachaba, mucho más rápido que yo, lo que me dejaba siempre en el lugar de la responsable. Una copa de vino, tres copas, dos botellas de malbec vacías sobre la mesa ratona de vidrio de su casa.
Habíamos visto una película. Estábamos en su cama, acostadas sobre el acolchado de plumas blanco. Entre risas y algo cansadas empecé a hacerle caricias. Iba muy despacio, rozándole mis dedos por el cuerpo, siempre mirándola a los ojos porque quería saber si la estaba incomodando. Sentí que Sofía estaba disfrutando del momento, pero de repente se reincorporó y, como si estuviera preocupada por algo, me preguntó la hora. Me asusté, temí incomodarla y le dije que me iba a pedir un taxi. Volví a casa mirando por la ventanilla, totalmente confundida. No quería arruinar nuestra amistad, pero tampoco me había gustado irme. Me prometí que la próxima vez que sintiera ese deseo con una chica no lo iba a dejar pasar.

Si tuviese que describir qué sentí la primera vez que acaricié a otra mujer diría que fue descubrir un séptimo sentido, una mezcla perfecta entre picardía, complicidad y placer. Se cree que la energía entre dos mujeres es más sutil, por la piel más suave, por las curvas, por la delicadeza que caracteriza a lo femenino, como si se tratara de dos ángeles perfectos caídos del cielo con cabellos rubios y pieles de seda. Eso sólo es parte del lugar común alimentado por la visión masculina que pone a la mujer en un lugar de objeto para ser admirado (o, mucho peor, consumido). Las primeras veces sí me daba la sensación de que estaba teniendo sexo tántrico por el nivel espiritual que alcanzaba, pero después entendí que tenía que ver con la persona y no con el género. Hay mujeres flacas, gordas, agresivas, introvertidas, energías que se fusionan mejor que otras. Lo mismo pasa con los hombres. Por eso la bisexualidad es tan fascinante, porque cada persona es distinta por dentro y por fuera y no obedece a ninguna aparente normalidad.
Siempre es igual pero diferente. Tanto con hombres como con mujeres. Bocas, manos, piel, pelo, risas, besos, caricias. Hombres y mujeres, el cortejo es animal. No importa lo que tenemos entre las piernas sino lo que nuestros cuerpos tienen para decir. ¿Para qué elegir un género si podés tener los dos y disfrutar al mismo nivel?
“¡Amiga!, necesito tu ojo mágico para elegir qué ponerme para un casting”, decía el whatsapp espontáneo que Sofia me mandó un par de semanas después de aquella noche. “Obvio, a las 20 estoy ahí, llevo algunas opciones mías”, le respondí. Compré el vino que tomábamos siempre y me fui en taxi hasta su casa. 

No sabía bien qué me iba a encontrar. Estiré los cambios de ropa en la mesa del living y nos sentamos a tomar el vino en el sillón. Charlando, nos quedamos medio dormidas; ella estaba apoyada en mi falda, de costado, yo le acariciaba la cabeza; Sofía se levantó para buscar una manta y nos envolvimos como dos nenas escondiéndose de los monstruos. Tomé coraje, le agarré la cara y la besé. Fue un beso suave que se hizo cada vez más apasionado, hasta que empezamos a sacarnos la ropa.

A diferencia de Martín, Federico, mi segundo novio, sabía que me gustaban las chicas y le parecía genial. Mirábamos mujeres por la calle, hablábamos de cuál actriz nos gustaba; por primera vez vivía mi bisexualidad naturalmente. El problema fue que después de un tiempo se volvió en mi contra. Federico cayó en el cliché de hacerse el canchero adelante de otros hombres. Era el “winner” que tenía la novia lesbiana y había cumplido, según sus amigos, “el sueño del pibe”. Todo lo lindo que me hacía sentir lo arruinaba con actitudes obvias y poco inteligentes. Una vez, sin que yo supiera, arregló un encuentro con otra chica en su departamento para que estuviéramos juntas para él y un amigo de él. Sí: para él y un amigo de él. Como si fuéramos una cosa que podía intercambiarse, regalarse o prestarse por un rato. Una falta de respeto y humillación que no toleré. Adiós para siempre, Federico.
Empecé a guardarme lo que me pasaba con las mujeres, tomé conciencia de a quién le podía contar y a quién no. Mientras tanto conocí un montón de hombres que me gustaron, con los que compartí momentos geniales. Pero mi burbujita íntima con las chicas la mantuve. Conocía a alguna y nos íbamos a mi casa o a la de ella, sin gente alrededor que molestara, sin hombres que nos tomaran como un espectáculo montado para calentarlos.
La bisexualidad implica descubrimientos y muchas dudas. Una está acostumbrada a coquetear de cierto modo con los hombres porque ya sabe el modus operandi de la mayoría de ellos y porque se supone que debería ser “lo natural”. Sin dudas tengo más entrenamiento coqueteando con hombres que con mujeres. Ellos no me ponen nerviosa, pero cuando se trata de mi mismo sexo me desconcierto. A veces me siento totalmente estúpida cuando tengo adelante una chica que me gusta. 

Hoy vivo mi bisexualidad naturalmente. Estoy en pareja hace dos años en una relación sana y sincera. Él me entiende y respeta. Tratamos de no reprimir lo que nos pasa, sino conversarlo y hacer algo con eso. Si tenemos la posibilidad de vivir un momento de a tres, también está bueno. Pero todo, siempre, con amor y buenas energías, cuidando al otro. En mi vida conocí demasiados casos de divorcios, infidelidades, traiciones y agresiones físicas producto de un vínculo enfermo. No quiero transmitirles eso a mis hijos. Quiero vivir plenamente mi sexualidad sin sentir culpa ni dudas. La libertad sexual es una elección.

Antes lo vivía desde un rincón, pero moverme en el mundo del teatro y el arte en general me llevó a jugar más con quién soy y quién quiero ser. Solía juntarme con personas estructuradas y conservadoras. Hoy soy actriz, periodista y productora, pero sobre todas las cosas soy libre con mi cuerpo y con los cuerpos que elijo, con mi mente y con las mentes que tengo ganas de conocer. Me rodean personas que trabajan en lo que les gusta. Lejos de ser complacientes, modifican el mundo, para ellos y para los demás. En teatros del under, en la Marcha del Orgullo, en el #NiUnaMenos, en centros culturales y también en lugares donde jamás me hubiera imaginado (como en la cola del banco, mientras esperaba para pagar la tarjeta de crédito, cuando una chica me hizo un chiste y me invitó a salir), aprendí que hay una nueva generación que quiere ser libre con sus formas de experimentar el cuerpo y el alma, escapando de las normas establecidas.
Lamentablemente, todavía existe gente que no puede salir de los prejuicios de una sociedad machista. Los hombres que todavía nos quieren hacer creer que sólo servimos para tener hijos o para ser lindas; las “minitas” que les creen y piensan que estar enamoradas significa una relación basada en celos, desconfianza, represión y dependencia. O las chicas que no tienen sexo si no están enamoradas. O los que piensan que una mujer, por el simple hecho de usar pelo corto y camisa a cuadros, es una tortillera.
Por suerte cada vez somos más las mujeres (y también los hombres) que ya no creemos en los géneros ni en las etiquetas. En estos últimos años hubo grandes cambios sociales y culturales que construyeron una sociedad un poco más igualitaria y diversa. Vivimos en un mundo que de a poco está cambiando. Cuando filmo un comercial o me dan el guión de alguna escena, todavía veo mucho machismo en la forma en que se muestra a la mujer y a su sexualidad. Al mismo tiempo, miro al costado y veo a la vestuarista mandándole mensajitos a su novia, al camarógrafo animándose a pintarse la uñas … y siento que no hay nada más natural que ser feliz con lo que uno es. Acá estamos. Somos difíciles de encontrar, pero lo bueno es que cada vez somos más. Tenemos que animarnos a contar lo que sentimos y valorar nuestra particularidad. Tenemos que jugar a ser nosotros mismos.

Infierno para las mujeres de ISIS está bajo tierra

Las celdas son sofocantes y el calor del desierto
se incrementa al estar bajo tierra en el desierto del norte de Siria
A oscuras, en diminutos calabozos y bajo tierra, así vivían las mujeres yazidíes que fueron capuradas por el Estado Islámico (ISIS). Las escalofriantes imágenes fueron divulgadas por la cadena Sky News.
Las paredes dan muestra del desespero que las mujeres vivieron en el encierro, pues tienen señas de arañazos y se desconoce el paradero de las mismas, pues el lugar se encontró en completo abandono.

Las celdas son sofocantes y el calor del desierto se incrementa al estar bajo tierra en el desierto del norte de Siria.

Las mujeres forman parte de una minoría étnica de Siria, ellas fueron perseguidas y obligadas a comer, beber y dormir en estas pequeñas celdas y en completa oscuridad. La mayoría sufría golpes y violaciones por parte de los terroristas, mientras que otras eran obligadas a casarse con líderes del grupo yihadista.

La esclavitud sexual es una práctica común del Estado Islámico, como lo dejó ver una mujer que logró salir con vida de sus garras.

Una yazidí de 34 años, comprada y violada repetidas veces por un combatiente en la ciudad siria de Al Shadadi, describió cuánto mejor le iba que a la segunda esclava de la casa, una chica de 12 años que fue violada sin parar durante días a pesar de sus abundantes hemorragias.

“Le destruyó el cuerpo. Estaba infectada seriamente. El combatiente venía y me preguntaba una y otra vez ‘¿Por qué huele así de mal?’ Y yo le decía que la chica tenía una infección interna, que tenía que cuidarla”, comentó la mujer. Inmutable, él hacía caso omiso de la agonía de la muchachita y seguía adelante con el ritual de rezar antes y después de violarla.

“Le dije ‘es apenas una chiquilina’”, recordó la mujer. “Y él contestó: ‘No. No es una chiquilina. Es una esclava. Y sabe fornicar perfectamente.’ ’ “Y fornicar con ella le gusta a Dios”, dijo a El Clarín.com.

Otra de las mujeres que ha relatado el horror vivido en las garras de ISIS relató: "Fuimos violadas hasta cinco veces al día", dice Bushra, de 20 años. "Una muchacha fue al baño y se cortó una de las muñecas. Como no murió, se cortó la garganta. Los guardias me buscaron y me dijeron que fuese a identificarla. Dijeron que era mi amiga. No la pude reconocer. Había demasiada sangre en su cara. Los guardias la envolvieron en una sábana y la lanzaron a la basura", sigue el terrorífico relato.

A medida que avanzan por grandes extensiones territoriales de Siria e Irak, los militantes de ISIS arrasan con las religiones minoritarias a las que no pueden someter bajo su califato islámico. Es el caso de los yazidíes, que no son ni musulmanes ni cristianos sino que adoran un ser supremo que se conoce como Yasdan.

Fuente: ElDebate

jueves, 3 de diciembre de 2015

Kate del Castillo, ¿porque no ha encontrado el amor?

La hermosa y talentosa actriz, espera que los hombres no este huyendo de ella


Sobre el hecho de ser mamá, Kate fue contundente. Instagram

Tras sus matrimonios fallidos con Luis García y Aarón Díaz, la actriz Kate del Castillo no ha vuelto a encontrar el amor, sin embargo, ella está consciente de las razones que le han impedido llevar una relación estable, pese a ser guapa y muy talentosa.

En una entrevista para el diario Reforma, expresó lo siguiente:

"CREO QUE LA TENEMOS UN POQUITO MÁS DURA NOSOTROS PORQUE YA SOMOS OTRO TIPO DE MUJERES, SALIMOS Y TRABAJAMOS, PERO NO DEJAMOS DE SER MADRES Y ESPOSAS".



"A eso le sumamos que somos profesionistas, mujeres hechas y derechas en todos los sentidos. La tenemos más difícil ahora, tanto nosotras como ellos".

En este contexto de independencia de las mujeres, Kate quiere creer que los hombres no le huyen por eso:

"Yo espero que no sea por eso, y si sí, qué mal están, qué retrasados estamos. La pareja no se busca, yo no busco, si llega, llega y punto. ¿Exigente? Claro que uno lo es, ¡imagínate si no!".



Sobre el hecho de ser mamá, Kate fue contundente:

"SI YO QUISIERA SER MADRE, YA HUBIESE SIDO MAMÁ HACE MUCHOS AÑOS".

miércoles, 2 de diciembre de 2015

"El novio de mi mamá me acosa"

Mi mamá y mi papá están divorciados desde hace ocho años. Se divorciaron cuando yo tenía ocho años. Yo vivo con mi mamá pero veo muy seguido a mi papá. Él volvió a casarse y tienen un niño que tiene tres años. Me llevo bien con la esposa de mi papá, aunque no somos íntimas. Quiero a mi medio hermano, es un niño muy tierno y él me quiere a mí, le da mucho gusto cuando me ve. He ido de vacaciones con ellos y me la he pasado súper.
Mi mamá y mi papá están divorciados desde hace ocho años. Se divorciaron cuando yo tenía ocho años. Yo vivo con mi mamá pero veo muy seguido a mi papá. Él volvió a casarse y tienen un niño que tiene tres años. Me llevo bien con la esposa de mi papá, aunque no somos íntimas. Quiero a mi medio hermano, es un niño muy tierno y él me quiere a mí, le da mucho gusto cuando me ve. He ido de vacaciones con ellos y me la he pasado súper.

Mi mamá tuvo un novio hace como cinco años que era muy bueno y creo que querían casarse, pero él murió en un accidente. Ahora tiene otro novio que no me gusta para nada. Parece que mi mamá está enamorada de él, tienen como nueve meses de novios.

El problema que quiero contarle es que siempre que viene a ver a mi mamá, él viene los fines de semana porque trabaja fuera de esta ciudad, y si acaso llego a estar sola con él, aunque sea por minutos, comienza luego luego a decirme cosas como: "Te ves muy bonita", "Estás poniéndote muy hermosa". Un día me dijo que mis senos se estaban poniendo muy grandes. Cosas así que me ponen nerviosa. Yo mejor me salgo de donde está él.


A veces cuando mi mamá está dando la espalda, me cierra un ojo y lame sus labios. Un día que comenzó a decirme cosas le dije que ya no me dijera nada, pero no me hizo caso. Pero lo que me puso más nerviosa y hasta me dio coraje es que ayer trató de agarrarme y de darme una nalgada. Yo corrí y me fui a mi cuarto y ya no bajé hasta que se fue. No fui ni a cenar, le dije a mi mamá que no tenía hambre y cuando se fue bajé y tomé un vaso de leche con galletas.

No sé qué hacer. Si le digo a mi mamá pienso que no va a creerme porque le he dicho que él no me cae bien. Va a decir que ya lo traigo entre ojos y que no es cierto, que le digo esas cosas para que lo deje.

El novio de mi mamá tiene más de 40 años y sé que también es divorciado y tiene dos hijos. Me choca que siempre está viéndome y diciéndome que sonría. Y es que yo pongo mala cara cuando estoy enfrente de él. Pero no puedo sonreír cuando está cerca porque estoy incómoda.

¿Qué me aconseja que haga? Por favor contésteme pronto que ya no soporto esta situación.

RESPUESTA
QUERIDA ACOSADA:

Dile a tu mamá exactamente lo que me has dicho a mí, y no lo pospongas más tiempo por temer que ella no vaya a creerte. Su novio no es una persona confiable, tal vez hasta es un hombre peligroso, y su comportamiento ha ido empeorando. Pienso que él puede estar enfermo, pero eso no corresponde a tu mamá solucionarlo. Además, por tu seguridad personal, mantente alejada de él lo más posible.

Si tu mamá no soluciona este problema en un tiempo razonable, coméntalo con tu papá. Él sabrá cómo resolverlo.
ANA (vanguardia)

Confesiones culposas: diosas que se retocaron sus partes íntimas

La modelo y bailarina Xoana González confesó que se hizo una operación de rejuvenecimiento vaginal y desembarcó en el mundo de las “famosas retocadas”. BigBang te presenta el listado de las valientes que se animaron a confesarlo.
Xoana González tuvo sus segundos de fama en el año 2011 cuando participó de Soñando por bailar, el reality que buscaba seleccionar a los participantes que llegarían al show que conduce Marcelo Tinelli. Alejada de los escándalos a los que se había acostumbrado en esa época, volvió e hizo una confesión más que llamativa sobre una operación estética a la que se sometió tiempo atrás.

La famosa ex participante de Soñando por bailar hizo una llamativa confesión a la TV de Perú.

La ex participante del reality de El Trece tiene apenas 27 años y ya se hizo una reconstrucción vaginal. Al igual que otras vedettes, modelos o referentes del mundo de la farándula, la morocha pasó por el quirófano para hacer algunos retoques en su cuerpo. Pero lo extraño fue el modo de anunciarlo que utilizó González.

En Pandora Slam, un programa de la televisión de Perú, donde reside hace varios años, Xoana relató: “Me operé una carnecita ahí abajo. Tenía los labios internos más grandes que los de afuera. Así que le llevé la foto de mi actriz porno favorita a mi doctor y le pedí que me la dejara como ella”.

Pero como si esa declaración no fuera lo suficientemente fuerte, González continuó: “Era como un Alien, una cosa que tenía varias capas. Si estaba con un chico nuevo le tenía que dar un manual. Duele mucho, me sedaron dos o tres días”. La recuperación, continuó la modelo, se prolongó por 40 días. “La primera semana duele, pero ahora miro y me encanta”.

VICKY XIPOLITAKIS

Otra de las modelos y vedettes que se sometió a esta llamativa cirugía fue Vicky Xipolitakis. También con 27 años, la griega decidió someterse a una reconstrucción vaginal. Luego de varias sesiones de trabajo en Miami, anticipó en su momento al diario Muy, que le quedaría “rosa, lisa y tensa, como la cuchi de un bebé”.

La joven vedette tuvo un año agitado. En julio pasado confesó cómo fue el tratamiento.

En su caso, no se trató de una operación, aunque sí forma parte de un tratamiento médico, que se lleva a cabo en varias sesiones con aparatos láser que rejuvenecen la vagina. Se requiere de al menos cuatro sesiones, lo que podría costar alrededor de $10 mil.

ALEJANDRA PRADÓN

De las mujeres famosas de la Argentina, Alejandra Pradón fue una pionera en este tipo de operaciones. En el año 2006, la rubia se hizo el rejuvenecimiento vaginal en el marco de una serie de operaciones estéticas que se realizó a dos años de su caída del balcón de un séptimo piso.

En el año 2006, Alejandra Pradón se hizo el rejuvenecimiento vaginal, entre otras cirugías.

En ese entonces, Pradon recurrió a esa técnica con el objetivo de mejorar la zona. Se trata de una técnica utilizada no sólo por cuestiones estéticas,sino también para mejorar el tejido y el debilitamiento muscular de la zona vaginal.

Al poco tiempo de la operación, en una entrevista concedida a Susana Giménez, la ex vedette había dicho que no veía la hora de “estrenarla” con alguien.

ADRIANA AGUIRRE

“Yo dije quiero la ‘cuchini nueva’”. La ex vedette Adriana Aguirre contó en su momento que quería “sensaciones nuevas” y que, por eso, se había sometido a la curiosa operación del rejuvenecimiento vaginal.

Adriana Aguirre contó que le dio “muy buen resultado” y que “te da la sensación de más placer”.

Tras someterse a la cirugía, relató en un programa de América TV: “Medurmieron la vagina, me introdujeron una aguja y de mi propia sangre enriquecida en plaquetas me hicieron una humectación vaginal”.

Los resultados, dijo, son más que notorios. Para la ex vedette su parte más íntima quedó “hidratada, rejuvenecida, con más sensación de placer y de gozo sexual”. “La verdad es que hasta el día de hoy me dio unos resultados bárbaros”, destacó.

ADABEL GUERRERO

Cuando se hizo la operación, la ex participante del Patinando por un sueño y luego del Bailando por un sueño tenía 37 años. La cirugía fue en el año 2009, pero fue la propia Adabel Guerrero quien se ocupó de dejar en claro que no fue una cuestión de rejuvenecer la zona.

“Todos sospechaban que me hice el rejuvenecimiento, que me hice lo de Pradón, pero no fue eso. Lo que yo tenía era un exceso de piel en los labios y me molestaba e incomodaba para el trabajo que hago”, contó al poco tiempo de someterse a la operación. “Generalmente llevo poca ropa en el trabajo, y era muy molesto realmente”.

El rejuvenecimiento de Adabel Guerrero fue realizado en el año 2009.

Lo cierto es que debió esperar varias semanas para poder hacer lo que ella misma consideró “el reestreno”. La bailarina comentó que se sintió como “una virgen otra vez” tras la operación. “Como tenía lolas nuevas, cuchi nueva, yo me sentí virgen. Mi novio quería conocerla, tenía todo como nuevo. Fue como haber sido virgen de vuelta”, relató al tiempo de haber pasado por el quirófano.

Fuente: bigbangnews

Las mujeres heterosexuales NO existen

Este estudio se realizó con la finalidad de ayudar a las personas a que se desenvuelvan como realmente son, lejos de los estigmas de la sociedad.
Los psicólogos de l a Universidad de Essex aseguran que ninguna mujer es realmente heterosexual, o por lo menos cuando de tener sexo se trata.

El investigador Gerulf Rieger asegura que todas las mujeres en el momento de la excitación tienden a ser bisexuales o lesbianas, pero nunca hetero.

¿Cómo lo descubrió?

Su estudio se basa en una muestra de 345 mujeres, a las que se les mostró una serie de imágenes de cuerpos desnudos de ambos sexos.

El estudio registró las reacciones de cada mujer, como la dilatación de las pupilas mediante el estímulo visual sexual, y los resultados indicaron que el 82% de las analizadas se sintieron estimuladas al ver tanto hombres como mujeres.

De este resultado, el 74% de las mujeres se calificaron como heterosexuales, pero a su vez tuvieron una reacción erótica al ver a las personas de su mismo género .

¿Y los hombres?

El autor, aseguró que en el caso de los hombres es completamente diferente. Los hombres que se dicen heterosexuales no se mostraron excitados al realizar la prueba; en cambio los hombres homosexuales simplemente recalcaron sus preferencias sexuales.

El estudio desmintió el cliché de que las lesbianas con aspecto masculino son menos femeninas, ya que muchas de las mujeres que se sometieron al análisis que presentaban un comportamiento más masculino demostraron ser más femeninas en el aspecto sexual. por lo que se desmontó otro mito acerca del comportamiento de estas mujeres, la forma de comportarse en público no significa que sea de este modo en el rol sexual.

martes, 1 de diciembre de 2015

"El mundo nos ha abandonado", el relato de una niña en Siria


"Amira" (hemos cambiado su nombre por razones de seguridad) es una adolescente de 15 años que vive en una zona de la periferia de Damasco, Siria, que está en manos de los rebeldes.
Ha sido testigo de los horrores de la guerra civil en la capital de Siria.

Su familia, como muchas otras, perdió su casa tras los intensos bombardeos de las fuerzas del presidente Bashar al Asad.

Le gustaría ir más a la escuela que, por motivos de seguridad, se encuentra en un sótano.

Pero los riesgos de bombardeos hacen el trayecto casi imposible.