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miércoles, 22 de abril de 2015

“Fui el primer muchacho al que ella vio desnudo”

Rogelio y su hermana hermana melliza, Clara, se mudaron a vivir en una mansión ubicada sobre la calle Mariscal López cuando su mamá fue contratada como empleada en esa casa. 

Ellos tenían 3 años entonces y fueron ubicados en un departamentito ubicado en el fondo del patio, sobre la cochera, con una única prohibición: no podían entrar en la casa principal y mucho menos hablar o jugar con las dos hijas de los patrones (Rita, que tiene dos años más que los mellizos, y Sabina, que tiene la misma edad que ellos). En este ambiente explotó el escándalo, el dolor y también ¡el amor!

Los mellizos tenían 14 años cuando las cosas cambiaron para ellos. Es que la esposa del patrón enfermó y la mamá de ellos fue quien no se separó de su lado, así que por primera vez en 11 años, Rogelio y su melliza pudieron entrar en la casa para ayudar con la limpieza, para cocinar, y lavar.

La señora se recuperó, pero viajó a Brasil para internarse quince días en un sanatorio donde debían darle el alta, y llevó con ella a su marido y a la mamá de los mellizos. Fue entonces que Rogelio y Clara se quedaron solos con las dos hijas de sus patrones, y un sábado después del almuerto, Rogelio fue atacado por Sabina y sus cuatro compañera se colegio.

Pasó así: los mellizos estaban limpiando la cocina después del almuerzo, y Clara se fue a dormir pero se quedó su hermano Rogelio. Entonces, la hija del doctor (Sabina) lo llamó para que pedirle que revise la ducha de uno de los baños, y cuando él entró, las compañeras de la chica lo estaban esperando: se le tiraron encima y le bajaron la bermuda para ver su sexo.

EMOCIONADO…
Rogelio logró salir de aquel baño con la ayuda de la hija mayor del doctor (Rita), y de su hermana Clara, pero las chicas lo acusaron a él de querer propasarse con ellas y hasta una de las mamás de las chicas esperó a la dueña de casa para quejarse de “su sirviente”.

Como la dueña de casa no quería que la mamá de Rogelio se vaya de su casa, pero dijo que tampoco podía permitir que él siga ahí, lo que el muchacho hizo fue ir a vivir en casa de sus tíos en Lambaré. Y cuando terminó el colegio, se fue con sus tíos a Santa Catarina, en Brasil, y estudió allá ingeniería electrónica.

El dice que vivió con el dolor de haberse separado de su hermana y de su mamá, pero no volvió y más bien eran ellas las que viajaban junto a él para las fiestas de fin de año. Respecto al amor, tuvo noviecitas pero nunca vivió una relación seria hasta que el año pasado y con 26 años, decidió venir a visitar a su mamá y a su hermana de sorpresa.

Para entonces su mamá ya no trabajaba como empleada sino que tenía una panadería que le regalaron sus ex patrones, y su hermana era maestra y enseñaba en la escuela del barrio. “Llegué y vi estacionado un auto fuera de la casa”, recuerda, pero lo que él ni se imaginó remotamente es que el auto era de Rita, la hija del cirujano que lo había ayudado cuando fue agredido en el baño hacía doce años.

“Toqué el timbre, y salió mi mamá y miró y pegó un grito. Corrió y vino a abrazarme, y me dijo que le tengo que saludar a su visita, y quién es, le pregunté, y me dijo que mejor yo misma veía quién era. Entré en la sala y le vi a Rita y no le reconocí, si cuando yo me fui de su casa ella tenía 16 años; hola, le dije, y ella me dice ¿no me conocés? No sé si fueron su voz o sus ojos, pero ahí me di cuenta de quién era y le abracé. Y enseguida me acordó que durante todo el tiempo que viví en su casa jamás pude ni pasarle la mano”, dice Rogelio.

El metió su mochila en la habitación que su mamá le indicó, y cuando salió ya no encontró a su mamá que se fue a abrir la panadería, así que ayudó a Rita que estaba preparando la merienda para él: “¿qué pasó de vos?, le pregunté, y me dijo que nada, que siempre viene a visitar a mi mamá porque le extrañan mucho en su casa, y me dijo que desde que se separó volvió con sus padres. ¿Te casaste?, le preguntó, y en ese momento ella se dio cuenta de que yo jamás pregunté por ella, porque si no, hubiese sabido. Me dijo que sí, pero que ni siquiera pudo cumplir su sueño de tener un bebé”.

Se sentaron y hablaron como dos viejos amigos: “ella me dijo que toda su vida lamentó lo que su hermana me hizo, y que se alegraba de tenerme ahí para poder decirme eso…”

¿QUERES SALIR?
Rogelio dice que después de la merienda Rita se despidió: “ya salía cuando se dio vuelta y me preguntó si quiero salir esa noche. Bueno, le dije, y me fui a dormir despertándome a las ocho y media de la noche, así que apenas tuve tiempo de bañarme cuando mamá me avisó que Rita ya me estaba esperando. Después, cuando nos subimos en su auto ella me dijo que me convertí en un lindo pendejo, y yo le dije que no, que es ella quien se había convertido en una hermosa mujer”.

De esa cena regresaron a las tres de la madrugada y volvieron a salir el sábado, ya en compañía de la melliza de Rogelio, y el domingo almorzaron todos juntos y después, él y Rita fueron a pasearse a Sanber: “hasta ese momento no tocamos el tema de lo que pasó en el baño, pero eso estaba pendiente así que yo le dije que nunca le agradecí que me haya ayudado. Me miró y me dijo que lloró mucho cuando su mamá me culpó, y que la verdad es que nunca se olvidó de lo que vió; ¿qué viste?, le pregunté, y ella me dijo que yo fui el primer muchacho desnudo que ella vio en su vida…”
“Dormimos juntos…”

Rogelio y Rita pasaron aquel domingo en San Ber, y como bebieron demasiado, decidieron quedarse a pasar la noche en un hotel: “no queríamos pagar dos habitaciones así que nos quedamos en una, nos acostamos y nos dormimos, ya que apenas podíamos mantenernos, en pie. Pero yo me desperté porque algo sentí, y cuando abrí los ojos ella me estaba acariciando”.

Rogelio le preguntó a Rita qué hacía: “le dije que yo tenía que volver a Brasil, que allá tengo mi trabajo, tengo mi vida, y ella me dijo que ya sabe y que por eso mismo quiere que me lleve un recuerdo para que vuelva enseguida, y me besó. Yo no podía rechazarle no por nada sino porque ella siempre me gustó, creo que desde mita’i estuve enamorado de ella, y ese fue el momento que nos dio la vida para amarnos”.

¿SE FUE?

Después de haberse querido en la intimidad, Rogelio volvió a su casa invadido de tristeza: “ese lunes yo tenía que viajar y no quise irme. Rita me pidió que vuelva, que no le deje sola, y se fue. A las cuatro de ese lunes yo viajé a Brasil pero todo fue diferente para mí porque me di cuenta que ese no era mi lugar, y no tiene sentido que vos quieras a alguien y estés lejos de esa persona”, asegura.

A los tres meses, Rogelio ya volvió con una maleta y todas sus cosas: “enseguida conseguí trabajo y Rita se mudó conmigo en casa de mi mamá. Nosotros claro que podemos alquilar o comprar una casita, pero queremos vivir todos juntos porque nos queremos demasiado. Ahora el problema que tengo es con la mamá de Rita, porque ella pretende que su hija vuelva con el ex marido, a mí siempre me vio como la poca cosa, pero yo le perdono porque es la mujer que trajo al mundo al amor de mi vida. Eso le quiero decir a esta señora, que en mi corazón solo hay agradecimiento para ella”, termina diciendo Rogelio.

Fuente: hoy.com.py

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