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viernes, 30 de junio de 2017

BEATRIZ SALOMON: “A las chicas de hoy las usan”

La vedette trae de regreso “Extinguidas” a la Ciudad con ocho compañeras de la mítica camada de los ‘80. “Dejamos una huella, después de nosotras ya no hubo grandes profesionales”, dice en diálogo.
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Las mujeres que encendieron el imaginario y que protagonizaron sueños de fantasías de varias generaciones de jóvenes volvieron a reunirse hace tres años para protagonizar “Extinguidas”, de José María Muscari, y a juzgar por el éxito la obra atraviesa en su tercera temporada, su magnetismo sigue encendiendo la imaginación del público.

“Seguimos siendo mujeres muy sensuales, muy atractivas, a pesar del paso de los años”, dice Beatriz Salomón, una de las protagonistas de la puesta que también tiene a Adriana Aguirre, Noemí Alan, Patricia Dal, Silvia Peyrou, Mimí Pons, Sandra Smith, Naanim Timoyko y Pata Villanueva (“nueve mujeres con una trayectoria tremenda”, define), y que volverá al Coliseo Podestá el domingo.

En su tercera temporada, Salomón, una de las “fundadoras” de la puesta, regresará al Coliseo y, dice, está “contenta de volver a La Plata, donde fue un éxito bárbaro: nos escribían por WhatsApp y nos pedían que volvamos”.

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En la puesta, estos iconos de los años 80 se juntan en un spa para reflexionar sobre una época que ya no está: entre humor y anécdotas, las actrices revisan su propia historia viviente en un libro que Muscari terminó de escribir tras charlar con las protagonistas de la historia e incluir en la obra monólogos sobre vivencias reales para cada una de sus protagonistas.

El éxito de esta mezcla de ficción y realidad que apela al imaginario emocional del espectador que colgó posters de Salomón y compañía en su placard es una excepción en el marco de un teatro al que le cuesta cada vez más encontrarse con su público, y Beatriz dice que “Extinguidas” tiene “gran éxito porque habla mucho de los ochenta, que fueron brillantes en Argentina: la gente se conmueve, se moviliza, se ríe mucho. Es un poco como meterse en el túnel del tiempo: la música, la escenografía, nosotras... La gente se siente identificada y por eso va a vernos”.

Y además, afirma que buena parte del suceso de las “Extinguidas” es que “nosotras dejamos una huella porque fuimos discípulas de los grandes capocómicos, que lamentablemente ya no están: Olmedo, Porcel, Portales, Carámbula, Minguito, Calabró”.

“Fuimos alumnas de ellos, nos han dejado un legado maravilloso, que lo llevamos en el escenario con todo el corazón. Y después de nosotras no hubo grandes profesionales que se hayan distinguido, porque esos grandes maestros no están más: ellos eran los formadores de comediantes”, opina.

Las camadas actuales, afirma la actriz y vedette en este sentido, no pueden generar lo mismo que ellas generaron sobre escena. “A las chicas de hoy las usan porque son bonitas, jóvenes, tienen buenas lolas y buena cola. Pero no llegan a pisar fuerte como nosotras”, explica. ¿Tiene que ver con que no se forman? “Supongo que sí”, responde escueta.

Y ese fuego inextinguible que siguen generando las “Extinguidas” queda reflejado en que no es solamente la nostalgia lo que moviliza a la audiencia: la admiración y la atracción continúa presente al punto de que “los hombres y también las mujeres nos admiran, nos mandan flores, nos piden selfies”.

"Sentía que mi cara estaba quemándose", relata una adolescente atacada con ácido en Texas

Alma Ponce, de 17 años, fue herida cuando regresaba a su casa en Dallas. Estaba con su hermano de 8 años, quien también resultó lesionado.

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DALLAS, Texas. - Alma Ponce, de 17 años, regresaba a su casa en Dallas cuando alguien apareció de repente y le lanzó un ácido en el rostro y partes de su cuerpo, en un aparente incidente de odio.

“Estaba muy preocupada por mi cara y no sentía lo de mi espalda y lo de mi pecho, nomássentía que mi cara estaba quemándose”, relató la joven desde la cama de un hospital.

El hombre la atacó en la madrugada del domingo 18 de junio, cuando aún era de noche, tenía un suéter rojo, guantes y el vaso cuyo contenido le lanzó en la cara. Llevaba una máscara, detalló la policía de Dallas.

La adolescente intentó parar el ácido con la mano, pero al final no solo la alcanzó a ella. Su hermano de 8 años de edad también fue salpicado. El niño tuvo que ser hospitalizado, pero ya fue dado de alta.

Una vecina, quien pidió no ser identificada por temor a represalias, dijo a Univision 23 que escuchó el alboroto.

“Gritaban desesperadas”, señaló.

El atacante había quitado el bombillo de la entrada y la familia encontró un grafitti con insultos contra la adolescente, por supuestamente salir con hombres afroamericanos, según reportó la estación WFAA.

La policía de Dallas señaló que busca a un hombre que se cree es hispano y enfrenta cargos de agresión agravada. Cualquiera que tenga información sobre el caso se puede comunicar de forma anónima con Crime Stoppers al (214) 373-TIPS (8477).

Ponce ha debido someterse a varias cirugías, incluyendo una en la que le injertaron piel de su pierna en el pecho y la espalda. No ve por un ojo y su audición también fue afectada.

La organización Acid Survival Trust International, que lleva un registro de ataques con ácido, señala que la mayoría ocurre en contra de mujeres. El Reino Unido y Colombia aparecen en su lista de países con una alta tasa de estos incidentes, pero no Estados Unidos.

viernes, 23 de junio de 2017

Maestra de Kindergarden cristiano y actriz porno a la vez

A Nina Skye siempre le llamó la atención participar en la industria para adultos aunque tuviera un trabajo de maestra; añade que el dinero fácil fue uno de los motivos por los que quiso probar suerte en el porno
Una maestra de escuela de jardín de niños cristiano fue despedido por haber rechazado dejar su trabajo como estrella porno de medio tiempo donde ganaba 2,500 $ al día.

Nina Skye. Foto: Instagram

Nina Skye, 21, declaró ' me gusta dar clases, me gusta el sexo ' antes de un enfrentamiento con los jefes impresionados que la increparon por sus apariciones en conocidos sitios de pornografía.



La belleza de pelo castaño, quien actúa con hombres y mujeres en los vídeos, dijo que era ' una profesora realmente buena ' y no vio por qué su afición debería excluirla del aula. Pero profesores mayores en el la escuela preescolar no identificada pensaron muy diferente y dijeron que su profesión iba en contra de los valores religiosos que ellos apoyaban.

Nina Skye. Foto:Instagram

La joven Skye dijo que el tener sexo era su trabajo soñado, y ella estaba muy poco dispuesta a dejar la industria. Ella dijo a los medios: "Esto va en contra de sus ideas de fornicación, como el sexo antes del matrimonio y esto es lo que hago". "Ellos dicen esto va en contra del papel que firmé, diciendo yo no haría esto".

Nina Skye. Foto: Instagram

Ellos realmente trataban de evitar que yo me quedara en la industria. Ellos solamente realmente me quisieron fuera. Me ofrecieron ayuda y consejo, pero realmente no quise retirarme. ' La joven dijo que le gustó tener una perspectiva de mente abierta, añadiendo:

"Me gusta dar clases y tener sexo. Si puedo salirme con la mía haciendo ambas cosas, entonces eso haré".

Mireya, la mujer que decidió entregar a sus hijos a Dios antes que a su padre

La madre aseguraba que el padre de sus hijos los maltrataba y abusaba sexualmente de ellos, ya en un juicio las acusaciones fueron desechadas y el juez ordenó que el hombre debía tener la guarda y custodia sobre los menores, quienes habían sido sometidos a alienación parental

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El divorcio entre Mireya Agraz y Leopoldo Olvera desembocó en una tragedia que cimbró a la Ciudad de México, la cual terminó con la vida de tres menores y dos adultos, quienes murieron a causa una intoxicación con fármacos el pasado miércoles en la delegación Magdalena Contreras.

“En la nota póstuma de Mireya decía que no quería entregarle los hijos a su padre, a Leopoldo, el exesposo de Mireya, que por eso prefería entregárselos a Dios”, señaló el abogado de Mireya en entrevista para Televisa.

La madre de los niños había denunciado en varias ocasiones a su exesposo por violencia familiar, incumplimiento del pago de alimentos y en dos ocasiones por abuso sexual, por lo que en 2011 se iniciaron dos juicios en el Tribunal Superior de Justicia de la capital.

Sobre los presuntos abusos del padre en contra de su hijo mayor y una de sus niñas, en ninguno de los tres expedientes se acreditó que Leopoldo hubiera incurrido en dicho delito, así lo ha confirmado del procurador General de Justicia de la Ciudad de México, Rodolfo Ríos Garza.

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Durante los juicios, los psicólogos determinaron que los tres menores sufrían del fenómeno conocido como alienación parental por parte de la madre y los abuelos, es decir, que los adultos influenciaban a los niños para que se alejaran de su padre, física y emocionalmente.

De acuerdo con Miguel Saucedo, abogado de Leopoldo Olvera, durante el juicio que inició en 2011, Mireya se negó a someterse a pruebas psicológicas y por la acusación de incumplimiento del régimen de visitas y convivencia.

Apenas la semana pasada, el juez 11 de lo Familiar determinó que para revertir la alienación parental a la que habían sido sometidos los niños, la custodia de los menores debía pasar a manos del padre, lo que al parecer provocó la decisión final de Mireya.

La noche del miércoles 7 de junio, elementos de la Procuraduría capitalina encontraron sin vida, al interior de un casa en Avenida San Bernabé, a tres menores de seis, ocho y diez años edad, así como dos adultos; Mireya y el abuelo de los menores.

En la cama donde fueron encontrados los cuerpos de la familia, también se halló una biblia con un cristo de madera, una pistola calibre .25, una carta póstuma, así como un mensaje dentro de un fólder, según informó la Procuraduría.

La única persona que sobrevivió a la ingesta de los fármacos fue la madre de Mireya y abuela de los menores, quien ahora se recupera en un hospital de la Ciudad de México, para que dentro de unos días pueda dar más detalles sobre lo ocurrido.

Los mensajes y el contenido de la carta póstuma que se ha hecho público indican que Mireya y sus padres fueron quienes pactaron su propio suicidio y la muerte de los tres menores, decisión que se tomó una vez que el juez les quitó la guardia y custodia de los menores.

Flores: una mujer fue obligada prostituirse con 10 hombres por día

Una mujer fue obligada a prostituirse en un hotel alojamiento de Flores por un hombre al que había conocido en un bar y quien le había prometido trabajo.


Se trata de la historia de una mujer del interior que conoció a un hombre en un bar donde le contó que se encontraba sin trabajo y estaba desesperada porque no podía llevarle la comida a su hijo. Él, que se mostró encantador, le prometió que iba a ayudarla, sin imaginar que ese sería el comienzo de un calvario que, afortunadamente culminó cinco meses después gracias a un descuido.

Luego de varios encuentros, el hombre, Fernando Christian Sánchez Rivera, de 49 años, le dijo que ya le había conseguido trabajo. Fue así que comenzó a buscarla todos los días por la casilla de Virrey del Pino en la que vivía para llevarla a un hotel alojamiento de Flores ubicado en Yerbal 2850 donde la obligaba a prostituirse con diez hombres por día y donde ella no veía ni un peso. El hombre la tenía amenazada con que iba a contarle al hijo lo que estaba ocurriendo pero llegó un día que ella se cansó y le dijo basta.

Según publica Clarín, fue en ese momento que el hombre la encerró en el lugar, la violó, golpeó y la mantuvo cautiva algunas horas hasta que ella logró escapar debido a un descuido del hombre. Una vez afuera, la mujer le contó lo sucedido a un policía que estaba en la calle y el hombre quedó detenido.

La mujer fue llevada al hospital Piñero, donde estuvo acompañada por especialistas del Programa de Rescate del Ministerio de Justicia, a quienes les contó todo. "Su relato fue claro, atravesado por angustia, vergüenza y culpa, todos hechos propios de mujeres que han estado expuestas a situaciones de violencia sexual o traumática", declaró en la causa una de las psicólogas del Programa.

El hombre continuó amenazándola y hostigándola e hizo que ella, en una segunda declaración intente exculparlo. Fue así que el juez Rodolfo Canicoba Corral dispuso la falta de mérito y quedó libre.
La asistente social indagó a la mujer y supo que el hombre estaba intentando que ella modifique su declaración.

"La posibilidad de retractarse suele aparecer cuanto más grave es la situación a la que se encuentra sometida la víctima, y acá hay tres situaciones: violencia, abuso sexual y trata", aseguró.


Este viernes, el hombre volvió a amenazarla con un cuchillo como lo hizo todos los días desde que salió en libertad. Fue entonces que ella hizo la denuncia y lo detuvieron ese mismo día. La mujer se encuentra en el programa de Protección de Testigos.

La dramática historia de una esclava sexual del Estado Islámico que logró escapar

Una de las prácticas del Estado Islámico que más repudio han causado a nivel mundial es el hecho de que rapten a las mujeres jóvenes de los lugares que controlan, convirtiendolas en esclavas sexuales a quienes pertenezcan a una minoría étnica.

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El caso más terrible ocurrió con los yazidíes, un pueblo situado en los valles montañosos al norte de Irak, zona que fue controlada por el Estado Islámico en 2014 y que persiguió de forma brutal a los miembros de esta etnia, que en el mundo se estiman son entre 800 mil a 1 millón de personas.

“A los hombres y a las mujeres con más edad los mataron y enterraron en una fosa común. A nosotras nos trasladaron en autobuses a Mosul y luego a la zona de Alepo bajo control del EI. Allí habían muchos hombres de distintos países”, es el crudo testimonio de Lamiya Aji Bashar, quien fue secuestrada y transformada en esclava sexual.

La ganadora del premio Sájarov de derechos humanos en 2016, contó su calvario a diario El País de España, donde relató que durante 20 meses tuvo 6 “dueños”, debido a que era vendida entre miembros del grupo yihadista.

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Lamiya fue capturada en agosto de 2014, cuando una milicia del Estado Islámico tomó el control de la aldea donde vivía, en esa ocasión, un emir la presionó para que ella y su hermana se transformaran al islam, pero se negaron.

“Dije que no. Me agarró por el cuello y me levantó del suelo. Mi hermana le imploró que me soltara, le besó los pies hasta que lo hizo. Entonces gritó: ‘¡Así que no se quieren convertir!’, y nos violaron a las dos”, indicó.

Las mujeres de su aldea fueron separadas de los hombres y dejadas en un sitio, incluso habían niñas de 8 años, donde los miembros del Estado Islámico podían comprarlas.

“Llegaban los miembros del ISIS y nos elegían: ‘quiero esta’, ‘yo esta’. En el tribunal de la sharía (la ley islámica) había un papel en el que aparecía mi foto y debajo mi precio. Cinco veces me compraron y una más me regalaron a otro hombre”, explica.

La mujer señala que el trato de ellos siempre era despectivo hacia las mujeres, que incluso la obligaron a construir vestimenta de guerra, como un chaleco para atentados suicidas o subir bombas a automóviles.

La joven intentó escapar de sus captores en reiteradas ocasiones, pero siempre era atrapada, hasta que en abril de 2016, unos contrabandistas pagados por su familia lograron sacarla de la vivienda donde estaba retenida.

Lamiya iba junto a otras dos esclavas, una niña de 8 años y una joven de 20, ambas murieron al cruzar un campo minado, ella resultó gravemente herida y las cicatrices quedaron marcadas en su rostro.

“Me sentía feliz de estar viva, aunque en mi cabeza estaba consternada, pensando en el sufrimiento del resto de mujeres y niños cautivos”, expresó.

La joven ahora reside en Alemania y busca convertirse en profesora, pese a que su aldea natal ya fue liberada del control de los yihadistas, considera que no regresará en el corto plazo, pues el lugar está totalmente destruido.

La mujer que da la vuelta al mundo en avioneta para formar a niñas en ciencia y tecnología

Shaesta Waiz, primera piloto mujer de Afganistán, viajará por 19 países en un monomotor para ofrecer becas de formación a niñas y mujeres.



Shaesta Waiz, la joven piloto que pretende dar la vuelta al mundo para promover la educación de las niñas en ciencia y tecnología, posa con su avioneta. Uly Martín

La primera vez que la afgana Shaesta Waiz se subió a un avión, lo hizo como un bebé refugiado que huía con su familia hacia Estados Unidos para escapar de la guerra entre Afganistán y la Unión Soviética en 1987. La segunda vez fue en un viaje de vacaciones, cuando tenía 18 años, y la experiencia le fascinó. Cuando se bajó en su destino, estaba decidida a enfrentarse a las convenciones culturales para convertirse en la primera mujer piloto de su país de origen. Y así lo hizo. Ahora, a los 29 años, Waiz ha empezado una vuelta al mundo sola en un monomotor para fomentar la educación en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés) para mujeres y niñas en 19 países de cinco continentes.

El sueño de Waiz es que por lo menos una de ellas aumente la presencia femenina en la aviación. Las mujeres representan el 0,6% del total de pilotos y hay unas 450 mujeres capitanes en las compañías aéreas de todo el mundo —todas cabrían en un único Airbus A380—, según los datos de la Sociedad Internacional de Mujeres Pilotos de Líneas Aéreas.

“Quiero que las niñas sepan que si una chica refugiada, sin dinero, ha logrado tener una carrera en ese campo, ellas también lo pueden hacer”, cuenta la piloto en el Aeropuerto de Madrid Cuatro Vientos, donde ha llegado desde las islas Azores. Waiz cruzó el Atlántico en poco más de ocho horas a bordo de un modelo Beechcraft Bonanza, de 11 metros. La joven, de 1,60 metros de altura, apenas tiene espacio para moverse en la cabina: su copiloto es una gran caja de aluminio, que es un tanque auxiliar de combustible, y otro a su espalda. La molestia en la espalda y en las piernas no fueron suficientes, sin embargo, para obviar la sensación de volar entre las nubes y las olas. “No se puede poner en palabras la sensación de estar allí arriba, en un silencia absoluto, sin ver nada más que el océano”, comenta con la voz entrecortada.

La idea de la aventura nació hace cuatro años, cuando Waiz escuchó hablar de Jerrie Mock, la primera mujer que completó, en 1964, una vuelta al mundo aérea en solitario, después del intento frustrado de Amelia Eearhart, en 1937. La veterana vivía a pocos kilómetros de la casa de Waiz, en Florida, y la joven decidió visitarla. “Me contó en detalle su aventura, como si hubiera ocurrido ayer, y me hablaba como si yo fuese repetir la hazaña, cuando, en aquel momento, solo quería conocer a la leyenda de la aviación femenina”, recuerda. El encuentro encendió la chispa para que naciera Dream Soar, una ONG financiada por diferentes empresas de tecnología y aviación y formada por un equipo de 40 voluntarios que ofrecen apoyo logístico a Waiz. El objetivo de la ruta es obtener financiación para ofrecer becas de educación a niñas y mujeres. “El dinero es importante, pero es más una cuestión de decir ‘creo en ti’ y transmitirles el mensaje de que son inteligentes y capaces”, cuenta.
Un mundo de hombres

A la propia Waiz todavía le cuestionan su potencial.


—¿Dónde está el piloto?, le preguntó una vez un funcionario de un aeropuerto en Canadá cuando ella bajó del avión después de hacer un aterrizaje imprevisto por problemas técnicos.

—La piloto soy yo.

“En ese momento me di cuenta de que, después de haber crecido con cinco hermanas, me metí en un mundo totalmente masculino”, afirma. Arabia Saudí estaba originalmente en la ruta del viaje, pero el país tiene el historial de no reconocer la autoridad de mujeres pilotos, según cuenta Waiz. “Hay muchos relatos de mujeres que pidieron permiso para entrar en el territorio aéreo del país y fueron ignoradas, pero, en el momento en que se pusieron a hablar sus copilotos masculinos, les hicieron caso”.

Por casos como esos, Waiz cree que los conflictos culturales serán un reto más grande que los posibles fallos técnicos durante el viaje. “Mucha gente todavía cree que la ciencia, la tecnología o la ingeniería son cosas de hombres, y es difícil hacer recapacitar a alguien que ha sido educado toda la vida para pensar de esa manera, pero hay que intentarlo”, sostiene. Aunque cree que quizá sea “demasiado tarde” para algunas mujeres, la piloto quiere incentivarlas a motivar a sus hijas y nietas a trillar ese camino. “Si no intentamos cambiar eso ahora, nunca alcanzaremos la igualdad”.

Fuente: elpais.com

sábado, 17 de junio de 2017

Mujer envenena a sus 3 hijos y a sus padres y luego se suicida

La mujer tomó la decisión tras enterarse que había perdido la custodia de sus hijos; ella acusaba a su ex esposo de abusar de los niños mientras que él alegaba que ella padecía problemas mentales.

Abuelo, hija y tres nietos mueren en un suicidio colectivo tras perder la batalla por la custodia

Ciudad de México.- Este miércoles, luego de ser notificada de que había perdido la custodia de sus tres hijos, Mireya Agraz de 38 años, decidió envenenar a los mejores, a sus padres y luego suicidase.

Por la noche, una empleada de la familia acudió al domicilió a solicitud del padre, quien no había tenido contacto con los niños en todo el día.

Al llegar al domicilio encontró a todos inconscientes y solicitó ayuda a la policía.

A la casa, ubicada en la colonia San Jerónimo Lidice en la delegación Magdalena Contreras, llegaron paramédicos quienes confirmaron la muerte de un niño de 10 años, dos niñas de 6, un hombre de 70 y una mujer de alrededor de 40, quien después se confirmó había sido la autora material del multihomicidio.

En la vivienda del número 907 en la calle San Bernabé también encontraron inconsciente a una mujer de 68 años, la madre de Mireya, quién se encuentra hospitalizada.

En la casa, los peritos encontraron un arma corta junto a un mensaje en el que la mujer pedía que si alguno de los niños sobrevivía, le disparara.

Jesús Mora Lardizábal, abogado de la mujer, dijo en entrevista con Ciro Gómez Leyva que su clienta “buscó apoyo ante las autoridades familiares, las autoridades de la Procuraduría de la Ciudad de México, y no recibió ese apoyo”.

“Su decisión fue producto de un acoso de varios años por parte de su ex esposo”, enfatizó el defensor quien agregó que la mujer también acudió a la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México pero no tuvo respuesta.

El jurista narró que la Juez Decimo Primero de lo Familiar estaba ordenado la entrega de los niños con una “sentencia interlocutora del 25 de febrero de 2016, donde incluso condenaba a los abuelos y a la familia materna a que no podían tener contacto alguno con los menores”.

Según el abogado, la mujer había señalado que el padre de los niños cometía abusos contra ellos, razón por la cual pedía que no se le otorgara la custodia.

Por su parte, el padre de los menores había solicitado la custodia de los menores alegando que la mujer maltrataba a los infantes y padecía problemas mentales, los cuales podrían representar un riesgo para ellos.

Terrible relato de una exiliada norcoreana conmueve a occidente

Tenía 26 años, era maestra escolar y no sabía cómo se concebían los bebés hasta que huyó de Corea del Norte.
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Esta es la historia de “Sook”, la mujer que se salvó de ser “sirvienta personal” de los dictadores Kim Il-sung y Kim Jong-il por pertenecer a la clase social más baja del país y que conoció el sexo tras huir del país, a pesar de haber estado diez años de novia.
“Sook”, quien prefirió mantener su verdadera identidad anónima, tenía veintiséis años cuando huyó de Corea del Norte. En 2004, seis años después de su salida, fue entrevistada por Barbara Demick, una periodista estadounidense interesada en el sistema educativo del país comunista. De allí se desprende que “Sook”, pese a ser una mujer inteligente y, en alguna medida, responsable de la educación de los norcoreanos, ignoraba conocimientos que en el resto del mundo consideraríamos básicos.

En los años anteriores a su fuga, era maestra escolar para niños de jardín de infantes. Vivía en un pueblo minero al norte del país y estaba estudiando para obtener un posgrado en educación. Según relata, la memoria que aún conserva de aquellos años fue la de ser testigo de cómo sus estudiantes, de tan solo cinco o seis años, morían lentamente de hambre. Al mismo tiempo, debía enseñarles que Kim Il-sung, el fundador de Corea del Norte, era un héroe. Y que su heredero, Kim Jong-il, era el hijo de un dios.

A los doce años conoció a Taeyang, con quien mantuvo una relación amorosa hasta sus últimos días dentro del régimen. Sin embargo, lo más sorprendente de su noviazgo es que, luego de tantos años juntos, nunca tuvieron contacto sexual.

“Nos tardamos tres años para tomarnos de las manos. Otros seis para besarnos”, le confesó “Sook” a Demick entre risas. “Nunca hubiera soñado con hacer algo más. Cuando abandoné Corea del Norte, tenía veintiséis años y era maestra, pero aún no sabía cómo se concebían los bebés”.

“Sook”, ya casada y con hijos, recuerda a Taeyang con calidez. Él había sido su mejor amigo, su novio y la única persona a quien le confiaba sus sueños y los secretos de su familia. Aún recuerda cuando ambos se escapaban de sus casas en el medio de la noche para compartir tiempo juntos sin que nadie los viera, ya que como ella pertenecía a la clase social más baja del régimen -los beulsun-, constantemente observada, podía arruinar el futuro de Taeyang, un joven estudiante prometedor que ansiaba mudarse a Pyongyang, donde solo son admitidos los elegidos por el régimen.

Aunque los beulsun no son admitidos en Pyongyang, “Sook” casi lo logra antes que su novio. Cuando tenía 15 años de edad, su escuela fue visitada por un grupo de hombres serios y mujeres en trajes sombríos. Eran los okwa, miembros de la quinta división del Partido de los Trabajadores de Corea y reclutadores que recorren el país en búsqueda de mujeres jóvenes calificadas para servir en el servicio personal del líder supremo.

De tan solo 15 años de edad, “Sook” no sabía qué implicaba formar parte del servicio personal de Kim Il-sung o Kim Jong-il, solo que servirlos significaría un gran honor. Además, exclusivamente las chicas más bonitas e inteligentes eran seleccionadas para el cargo.

De ser elegidas, eran enviadas a un campamento de entrenamiento de estilo militar y luego asignadas a una de las varias residencias del líder alrededor del país. Una vez aceptadas, no se les permitiría regresar a sus hogares, aunque sus familias serían compensadas con regalos valiosos.

Aliviada, “Sook” cuenta que fue la única niña seleccionada y examinada de su clase, pero finalmente fue rechazada por ser beulsun. Aunque no está exactamente claro qué tipo de trabajo hacen estas chicas, se decía que algunas eran secretarias, criadas, o animadoras; otras, según los rumores, eran concubinas, o “mujeres de consolación”. Pese a que en el momento se sintió herida e inferior, hoy agradece que su clase social la haya salvado de ese destino.

Dramático relato de mujer capturada, tras ser confundida por un homónimo

Pese a que ha demostrado que no es la persona buscada por un caso de secuestro, la ingeniera Johana Ospina dice que la mantienen vinculada al proceso. 



Johana Ospina es una joven que vivió un caso realmente dramático por ser confundida con una mujer que tiene una orden de captura por secuestro extorsivo. Estuvo 11 días detenida hasta que se comprobó que no era la persona buscada, aunque sigue vinculada al proceso.


En Caracol Radio hizo todo el relato desde que llegó al Aeropuerto el Dorado en Bogotá, cuando fue capturada, hasta que recobró su libertad después de estar en la cárcel de mujeres el Buen Pastor en la capital del país.

Dice que por ahora, no considera demandar al Estado porque sigue vinculada a la investigación, pero no descartó hacerlo más adelante. Su viaje era de descanso y para asistir a un matrimonio, pero lógicamente no lo pudo hacer por la decisión de las autoridades.

Dice que lo que vivió fue un calvario y que afortunadamente tuvo los recursos para conseguir un buen abogado para emprender su defensa.

sábado, 10 de junio de 2017

'Paula': la mujer que maduró más

Un nuevo largometraje narra la vida de la artista Paula Modersohn-Becker la primera mujer que se pintó así misma desnuda y embarazada. Ilustra sus pinturas y sus aventuras, desde la incursión en la comunidad de Worpswede hasta su muerte, después de volver al redil familiar. Está disponible en salas de cine colombianas desde el 25 de mayo.

La película es un homenaje a una pintora radical durante el auge del expresionismo en Europa.


Europa a final del siglo XIX era muy vieja pero también estaba muy joven. La dama anquilosada paría desde sus huesos una revolución. Y el arte la reflejaba. El andamiaje de la perspectiva colapsaba. Los caballos de los monumentos corrían azules y sin jinetes. El cuerpo perdía los corsets y las polainas. La carne se deshacía en pinceladas impresionistas que cambiaban los sólidos músculos académicos por un leve soplo de luz. Los rostros devenían colores empastados expresionistas y las facciones construidas por siglos de normas canónicas se desdibujaban. El mundo caía adolorido y de ello se hacía una fiesta.

El viejo continente estaba tan cansado y urbanizado que se había inventado el campo en la francesa Barbizon con Corot o en la alemana Worpswede con Fritz Mackensen. Allí, a esta comunidad utópica, llegaron algunos personajes extraviados. En un ambiente de culto al genio varonil, se inmiscuyeron también algunas doncellas con rizos e inquietudes. Entre otras, atrajo a Clara Westhoff con su cincel. Y, por supuesto, Paula Becker con su pincel. Conocería allí al pintor Otto Modersohn, quien le daría su apellido, una casa y la ficción de una vida distinta. Otra perla se uniría al collar: el volcánico poeta Rainer María Rilke, quien vino a relatarlos a todos y a enamorarse de sus mujeres. Se casaría con Clara, y se haría amigo de la pareja Modersohn-Becker.

Paula Modersohn-Becker. Foto: wikicommons. 

La producción cinematográfica Paula del director alemán Christian Schwochow nos relata su aventura, desde la incursión en la comunidad de Worpswede hasta su muerte, después de volver al redil familiar. Tiene, entonces el mérito de devolvernos a una artista olvidada y finalmente, rescatada. En parte, por la búsqueda reciente de nombres femeninos para hilar al relato canónico del arte, que no problematiza, sin embargo, los formatos gastados que éste puede tener. Por ejemplo, su manía por los héroes.

Paula es de esos personajes románticos y malditos que la industria del entretenimiento adora: independiente, apasionada, desacomodada con su papel de esposa y madrasta, obsesionada con el arte y menos con la cocina. Una mujer que abandonó a sus conservadores maestros paisajistas, dejó a su marido, vivió su sexualidad. También se colgó el caballete al hombro y se lanzó a la bohemia de París. Se inmiscuyó en la Academia Colarossi, bebió de las esquirlas del realismo destruido por los constructivistas volúmenes de Cézanne, los colores salvajes de Gaugin, las esenciales líneas japonesas. Paula se alimentó de todo ello, pero sobre todo, como dice Whitney Chadwick, cambió el subtexto de sexualización de los modelos femeninos en su pintura. Aunque repitió motivos de Gaugin, por ejemplo, ya no lo haría desde la perspectiva vertical, viril, controladora y racializada del artista blanco occidental. La suya, en cambio, es la de una mujer que mira y descubre a otras mujeres, horizontalmente, en silencio, con calidez, respeto y genuina curiosidad por su entorno. Ese convertirse en un sujeto femenino con mirada propia, vendría a ser una revolución todavía más profunda, que la de los expresionistas frente a la tradición mimética.

Sin embargo, la película no se interesa por los grandes conflictos que se mueven detrás de estas anécdotas, por las tensiones y filigranas de estas violentas rupturas. Tampoco usa herramientas cinematográficas para llevarnos a través de sus meandros. La posición del director, al contrario, es panorámica y formalista, acudiendo a luces doradas, encuadres académicos, a un tiempo lineal, una narración plana y exterior, y a fríos planos generales donde ningún personaje crece más allá de su maquillaje. París es una ciudad demasiado limpia e iluminada. Rilke, aquel que le escribió a Paula el profundo Requiem por una amiga, es un maniquí excéntrico y descalzo; Clara, una chica que lloriquea, y Paula, una mujer nerviosa y despeinada.

Fotograma de la película.

Se echa de menos precisamente un planteamiento que asuma el vértigo de la época, sus debates, la multiplicidad de sus voces, la iconoclastia de la artista. Todo se limita a enfocarse en un individuo trágico porque sí, una especie de Van Gogh con faldas, sin desarrollar al personaje vibrante que fue en un momento histórico igual de complejo. No aparece aquí ni su problema existencial ni plástico. La emergencia del expresionismo se resume en la recreación de algunas pinturas y la insistencia en su falta de realismo. “¿Ves así el mundo?”, le pregunta ingenuamente un personaje, como si la artista hubiera nacido genéticamente con otros ojos y no se tratara de una mirada que precisamente estaba construyendo penosamente la época.

Paula finaliza con la actriz mostrando frontalmente algunos de sus cuadros. Es eso lo que en últimas hace la película: exhibir una galería de pinturas sin ofrecer claves nuevas. Historia rentable, comercial, con toda la corrección que, sin duda, no tuvo Paula, la primera mujer que se pintó así misma desnuda y embarazada. Esa que según Rilke, aunque murió “de parto” a sus apenas 31 años, “maduró más que las otras mujeres”.

El psicoanálisis contra la misoginia

Luciano Lutereau es psicoanalista, doctor en Filosofía y Doctor en Psicología por la Universidad de Buenos Aires, donde trabaja como docente e investigador. Coordina la Licenciatura en Filosofía de Uces. Autor de varios libros, entre ellos: “Ya no hay hombres. Ensayos sobre la destitución masculina” (2016) y, más recientemente, “Edipo y violencia. Por qué los hombres odian a las mujeres”, publicado por la editorial Letras del Sur, que reúne algunos de sus ensayos publicados en El Litoral.




Luciano Lutereau es colaborador habitual del diario El Litoral. Foto: ARCHIVO.

—En principio, el subtítulo de su último libro es inquietante: “Por qué los hombres odian a las mujeres”, ¿a qué se refiere?

—Es inquietante, quizá provocador, pero no lo es tanto si se lo lee con detenimiento: los hombres son los varones y las mujeres; es decir, el odio a las mujeres es algo constitutivo del sujeto, al menos desde la perspectiva psicoanalítica. El complejo de Edipo implica la constitución del sujeto a partir del desprecio a lo femenino, por eso el libro se llama “Edipo y violencia”.

—Es extraño, porque para el sentido común, los hombres aman a las mujeres...

—Ayer en un grupo de estudio que coordino, una colega preguntó: “¿Por qué a los hombres les gustan todas las mujeres?”. ¡Pero eso no es cierto! Para el sentido común los hombres podrían estar con cualquier mujer, por lo general en función de una demostración de potencia (dedicada a otro hombre). La escena callejera de grotesco halago no tiene como fin la seducción. En realidad, la torpeza del piropo habla menos de la relación de un hombre con una mujer que de la formación reactiva con que un varón se defiende de la posición pasiva ante otro varón. Por eso las principales víctimas de la violencia del piropo son las travestis, con quienes la crueldad suele ser extrema. Este aspecto del machismo no suele ser pensado. Sólo para una visión exterior un hombre puede desear a cualquier mujer. Incluso es una idea habitual: creer que los hombres desean más de lo que aman. ¡Pero no es cierto! Al contrario, los hombres pueden amar a cualquier mujer, mientras que desear, desean sólo a una. E incluso cuando se acuestan con muchas mujeres, siempre es con la misma. En el varón, el amor es una forma de defensa respecto del deseo. Los varones pueden amar a diferentes mujeres para no desear sólo a una. Por eso el síntoma del neurótico obsesivo suele estar a nivel del amor (como una manera de dividir a la mujer, en “al menos dos” con la duda), mientras que la histeria masculina hace del amor una condición. Es como dice la canción de Sabina: “Y sin embargo, cuando duermo sin ti/ contigo sueño./ Y con todas si duermes a mi lado”.

—Y de manera más concreta, ¿cómo piensa la relación entre varones y mujeres?

—Los hombres no escuchan a las mujeres. Sólo obedecen lo que dicen otros hombres. A lo sumo escuchan lo que dicen sus madres, pero porque no las consideran mujeres. Un hombre le cuenta a su mujer la intervención fabulosa de su analista esa semana y ella responde: “¿Vos pagás para que te digan eso? ¡Te lo digo desde el día en que nos conocimos!”. Habría que escribir alguna vez un tratado acerca de los modos en que la diferencia sexual incide en la posibilidad de escuchar la palabra del analista, pero éste es otro tema. La dominación masculina es, en última instancia, un modo de relación con la palabra. Los hombres no escuchan. La misoginia consiste en el desprecio que los hombres expresan a hacia la palabra femenina. “No podés quedarte callada”, “Querés hablar todo el tiempo”, “De cualquier cosa hacés un problema”, son frases habituales. En 1958, Lacan contaba el caso de un fin de análisis en un hombre, lo resume a partir de la relación con su esposa: “Ella le habla tan bien como lo haría un analista”. Hoy en día, la última mascarada del machismo es la del hombre que se llama “feminista” a sí mismo. Esta impostura revela la posición de quien no quiere escuchar nada, sino identificarse a una masa. Y toda identificación masificada es masculina. El varón misógino de nuestro tiempo es feminista, y es tan políticamente correcto que hasta juega al fútbol con las chicas. Se fascina con lo que dicen las mujeres, pero no las escucha; porque dice lo mismo y, por lo tanto, no responde.

—Este último punto es importante, ¿el feminista es el varón misógino de nuestro tiempo?

—Lo resumo con una anécdota. Hace poco conversaba con un amigo filósofo. No sólo es un escritor conocido, sino que también fue un alto funcionario de un gobierno anterior. Hablábamos de los últimos casos de femicidios. Entonces él dijo: “Aparentemente la piba era medio bardera”. Me quedé duro. No me iba a indignar, porque la indignación es una pasión facilista (y neurótica). Su comentario no tenía que ver con una pseudo-complicidad masculina, en la reunión estaba una amiga de ambos. Con sinceridad le dije: “Yo no creo que con ese comentario vos hayas querido decir que existe una justificación de su muerte”. Es obvio que no, pero entonces ¿por qué lo dice? ¿Por qué dice algo que no sabe que dice (justo él que, como filósofo, es especialista en saber). En 1923, Freud decía que el varón desmiente la diferencia sexual, y sólo la acepta con la condición de suponer la falta de pene como un castigo. El “desprecio por las mujeres”, entonces, tiene un fundamento psíquico. Eso explica por qué cada ser despreciado es “feminizado” en la lógica fálica. No es una cuestión cultural, sino que tiene un fundamento pulsional. Por eso el saber no alcanza para combatir la misoginia. Mi amigo no es un misógino: es un tipo muy culto, que como funcionario ha hecho mucho por minorías oprimidas, pero lo no sabido del inconsciente no se modifica estudiando ni con buenas intenciones. En el inconsciente, la mujer es culpable de su diferencia, y la fuerza pulsional con que los varones culpabilizan a las mujeres, en mi experiencia, sólo pude corroborar que el análisis la alcanza. Porque el reverso de esa culpabilización es otra figura igualmente renegatoria (y fálica): la victimización. Por eso, para concluir, mi apuesta para combatir la misoginia es a través de la práctica del psicoanálisis.