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viernes, 29 de noviembre de 2013

El infierno de Mayra, la mujer que sigue viva por casualidad

A Mayra De León su ex pareja la roció con nafta y estuvo a punto de prenderla fuego. Pero una gota del combustible encegueció al atacante, a quien se le cayó el encendedor. Fue el “milagro” que le permitió salvarse.

Mayra De León sabe que sigue viva apenas por una casualidad. Ese "milagro" ocurrió cuando su ex pareja ya la había rociado con nafta y se disponía a prenderla fuego, pero una gota del combustible fue a parar a uno de los ojos del agresor y provocó que se le cayera el encendedor. Ella, indefensa por los golpes y el miedo, tirada en el suelo, vio la secuencia y en un desesperado reflejo pateó el artefacto debajo de la cama. Con eso ganó unos segundos, permitiendo el ingreso a la brutal escena de su abuela, que logró el escape forzado del hombre a fuerza de valentía.

El relato de Mayra es espeluznante, tan complejo como inabarcable, y representa de manera cabal el drama de muchísimas mujeres que padecen la violencia de género. El suceso registrado hace un mes fue el último de una lista casi interminable, que la víctima incluso tiene registrado en papel, con fechas y características. "Me quiso estrangular diez veces en el tiempo que estuvimos juntos. Por distintas razones. Era celoso, pero podía ser cualquier cosa el detonante de su violencia. Me apretaba el cuello con las manos hasta casi matarme. El decía que sabía dónde detenerse para que yo no muriera asfixiada", contó la mujer.

"Estoy viva y quiero contar lo que me pasó. Por un lado, porque hay muchas mujeres como yo que pasan por lo mismo. Pero también porque tengo miedo y necesito que me ayuden. Por el último hecho, que casi me prende fuego, hice la denuncia y después terminó detenido. Pero me llegan rumores de que lo podrían liberar y estoy en pánico", expresó la mujer, de 25 años.

El episodio mencionado al comienzo se registró el pasado 31 de octubre, a las 13.30, cuando Mayra estaba en su casa de Florencio Varela. En rigor, se trata de la propiedad de su abuela Ester, que le ofreció un espacio cuando ella decidió alejarse de la violencia, junto a su hijo de 8 años, de una pareja anterior. "Hace tres meses que estoy con mi abuela. Tengo una pequeña casita, con habitación y cocina. Ahí pensé que iba a estar tranquila. Pero no", dijo la protagonista.

Esa jornada el agresor entró al terreno saltando un alambrado. Antes de llegar a la casita de Mayra se encontró con el pequeño hijo de la mujer, que intuyó lo que se avecinaba y empezó a gritarle a su mamá. No hubo manera de impedir el avance del sujeto, que entró a la casa, dejando al chico afuera, golpeando y pateando la puerta. "Mi gordito quería entrar. Estaba desesperado. Emanuel, mi ex, vino con un bolso y un bidón envuelto en una bolsa negra. Tenía nafta. Además tenía una cuchilla y cinta ancha de color marrón. Me agarró de los pelos y me encerró. No estaba alterado, no gritaba, tampoco me insultaba. Sólo me dijo 'te voy a matar, vos me volviste loco'", relató la mujer.

El líquido inflamable fue derramado por el agresor en todo el cuerpo de Mayra, desde la cabeza hasta los pies. La intención era causarle el mayor daño posible. Una vez terminada esa primera etapa del plan macabro, de un bolsillo sacó un encendedor. "Ahí empezó a tratar de hacer la chispa. Pero se le había caído una gota de nafta en el ojo, y al refregarse se le cayó el encendedor al suelo. Yo vi eso, y desde el suelo le pegué una patada. El encendedor terminó abajo de la cama. El empezó a buscarlo por toda la pieza. En ese ratito, mi abuela, que ya estaba afuera, rompió un vidrio de la puerta y logró entrar. Ella lo empujaba y le pegaba con un palo. Yo también le decía que se vaya. Y se fue", contó Mayra.

"Estuve a segundos de morir quemada. Para peor, en la casa tengo garrafa de gas. Iba a ser un desastre", describió la víctima.

El punto final para la relación entre Mayra y Emanuel fue el 11 de septiembre. Ella tiene todo anotado. Cada agresión tiene su correlato escrito en un cuaderno. "Fue un desastre la convivencia. Se ponía violento y estallaba por cualquier cosa. No sé, me podía pegar porque no le gustaba el mate cocido. Me estranguló 10 veces, no paraba hasta que me desmayaba. El decía que sabía el límite, para no llegar a matarme. Era muy celoso, pero podía ser cualquier cosa el disparador", dijo la joven.

Esos primeros días de separación fueron tranquilos. "De hecho, él me pagó el flete de la mudanza y me ayudó con las cosas. Pero el 20 de setiembre ya empezaron las amenazas con mensajes de texto. El 26 me lo crucé en una pizzería y me dijo de todo en la calle, tenía una navaja. Yo salí corriendo, me salvó un móvil policial. Hice la denuncia pero no pasó nada. Ya en octubre, el 21, lo encontré en un tren y me dijo que me quedaban pocos días. El 25 lo descubrimos haciendo guardia en la esquina de casa, y no salimos. Hasta que fue lo del 31, que casi me mata", enumeró.

El sujeto fue detenido recién el 17 de noviembre. No parece que lo estuvieran buscando con énfasis, dado que fue la propia Mayra quien lo encontró "vendiendo en un puesto de una feria de Varela". Llamó al 911, pero llegaron primero su tío y primo, que lo detuvieron hasta que llegaron los efectivos. "Nadie me dice si está detenido o no. No me atienden. Tengo terror, porque me dijo que me iba a matar", cerró Mayra.


Fuente: diariopopular.com.ar

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