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domingo, 12 de enero de 2014

Cuatro historias de mujeres que no se desnudan ante sus maridos

  • Timidez e incomodidad con su aspecto físico explican este comportamiento que en algunos casos se extiende por años
¿Qué puede llevar a una mujer a ocultar su cuerpo? ¿Es sólo falta de autoestima? ¿Cómo reaccionan los esposos frente a sus parejas que cubren su humanidad?

La realidad es fuerte y siempre supera la ficción. Al menos esto es lo que muestran los 4 casos que fueron recogidos por el periódico inglés Daily Mail, para dar a conocer este peculiar escenario matrimonial, que se da a puertas cerradas.

El argumento común, que se deduce, es la alta disconformidad que tienen las mujeres con sus cuerpos después de estar embarazadas o sufrir algún cambio que incidió en su peso.

Es que los kilos de más, la falta de dieta, ejercicio y un buen terapeuta que la haga entender la naturaleza y temporalidad de los cambios físicos, hacen que ellas quieran ocultar su cuerpo y no dejar que nadie las mire. La idea de fealdad y sentir adefesio sexual es constante.

Ahora, ¿qué pasa con la intimidad? Si sigue, será igual a como tenían sexo en la época medieval, a oscuras y con camisón de por medio.

Las duras historias

“Mi marido nunca me ha visto desnuda”, declaró la inglesa Leigh Martyn Thomas, profesora de canto de 38 años, casada con Gethin pero juntos hace 19 años, tienen dos hijos, de 12 y 10.

“Sufro de timidez y odio todo mi cuerpo. Sé que cuando un marido mira a su esposa, está mirando a la mujer que ama, la madre de sus hijos, su alma gemela y amante. Y que no busca la perfección, pero cuando me miro al espejo lo que veo son imperfecciones”. ¿Cuáles son éstas? Se refiere a los rollos de grasa, celulitis y las marcas del tiempo donde la fuerza de gravedad es implacable.

“Soy una persona que vive a dietas yo-yo. No recuerdo haber estado a gusto con mi cuerpo. Aunque estuve delgada un tiempo nunca me ha gustado la forma que tengo. Mis piernas son cortas, llenas de celulitis y tengo una cicatriz bien poco atractiva que me dejaron las cesáreas por donde nacieron mis hijos”, declaró.

A la hora de dormir, espera que su esposo Gethin se vaya a lavar los dientes para ponerse el camisón, y por las mañanas, optó de frentón, por pedirle que la deje vestirse sola. “Tenemos vida sexual, pero siempre uso mi camisón. Y la veces que he estado desnuda, he vendado los ojos de mi esposo para sentirme más relajada. Por suerte, él es un hombre fácil de llevar y dispuesto a ir donde yo quiera”, comenta.

Sin embargo, dice que siente como si lo estuviera perdiendo porque constantemente siente que le oculta “algo”, pero no por eso lo va a dejar verla desnuda. ¿Qué opina su marido?

“Me gustaría que las cosas fueran diferentes, no para mí, sino para ella. Creo que sería una persona más feliz si pudiera amar y aceptar su cuerpo. Quisiera que ella misma se viera a través de mis ojos. Para mí, ella es la mujer más bella del mundo. He pasado años tranquilizándola y tratando de persuadirla que se relaje delante de mí, pero ahora me doy cuenta de que eso es inútil”, declara.

El esposo admite que es muy raro que nunca la haya visto desnuda, pero a pesar de esto, está seguro que tienen una relación muy feliz y satisfactoria.

El primer bebé

Tiene 32 años y con la llegada de su primer hijo, decidió esconder su cuerpo con capas de ropa y pijamas mata pasiones. Su nombre es Jennifer Webb, de 32 años, quien vive con su compañero Chris, de la misma edad.

“Me siento como si estuviera en el cuerpo equivocado, me miro y no puedo creer que sea realmente yo. Ahora soy talla 42, cuando antes era 36 y tengo rollos de grasa en el estómago y estrías horribles en mis muslos. La gente en la calle cree que estoy embarazada de mi segundo bebe y me dan ganas de llorar”, confiesa.

Antes de quedar embarazada, dice que le gustaba usar trajes diminutos e incluso alguna vez, posó desnuda en un taller de dibujo. Pero ahora, no puede soportar que Chris la vea. “No me siento como la mujer que él se enamoró. Por las noches, me pongo pijama antes que él llegue y para tener sexo, necesito mucha persuasión. Últimamente estoy evitando darle besos porque tengo miedo de ir más allá. Pero no me resigno, quiero que mi hijo crezca para tener más tiempo y volver hacer ejercicio, dieta y que mi cuerpo vuelva de nuevo. Solo así dejaré de esconderme del hombre que amo”.

Frente a esta situación, su pareja dice que cuando mira a Jennifer, ve a su mejor amiga, la mujer que ama y la madre de su hijo. “Para mí el cómo esté su cuerpo es irrelevante porque la quiero como persona. Me siento impotente, porque nada de lo que digo, la hace sentirse mejor consigo misma. La entiendo y nunca la presionaré a hacer nada que no se sienta cómoda”, cuenta esperanzado y cruzando los dedos para que ésta sea una fase temporal.

La menopausia

Para la británica Angela Landes, de 55 años, la menopausia es la culpable de su baja autoestima. Vive con su marido Sidney, con quien tuvo 3 hijos.

“Después de 35 años de matrimonio, mi pobre marido no puede entender por qué me he vuelto tan tímida con mi cuerpo. Estamos juntos desde que tenía 16 y él conoce cada parte de mi. Solíamos estar desnudos uno frente al otro , incluso después de tener a nuestros hijos. No estaba muy contenta con mi cuerpo pero podía lidiar con esa forma y mi timidez, pero todo cambió hace menos de dos cuando dejé de fumar y me llegó la menopausia, subí más de dos kilos”, confiesa.

Cuenta que por primera vez en su vida tiene panza, sus pechos están caídos y su trasero se ve plano. Su amado esposo insiste en decirle que la ve como la joven que conoció en la adolescencia. Pero nada.

“Me despierto antes de que él se vista y espero a que se haya ido a la cama para desnudarme. Y cuando lo hacemos las luces deben estar apagadas”, añade. Frente a esta situación, su esposo Sidney no comprende qué le pasó, pero dice que la quiere como es.

“Tengo que respetar sus deseos y no hacer una gran escándalo. Me encantan sus curvas pero ella es infeliz con los kilos que ha ganado. Creo que debiera aceptar su cuerpo, porque es natural que cambie. Ahora yo me siento igual de atraído por ella tal como cuando nos conocimos hace 40 años”, la alienta.

Autoestima baja

Otro caso es el de Sam Green de 40, quien tampoco ha permitido que su marido Stuart, la vea desnuda. Su caso es también especial, bajó de peso, pero su transformación física no alcanzó para subir su autoestima.

“Hice una dieta y reduje 5 tallas pero me siento más reacia que nunca a dejar que me vea desnuda. Me da mucha vergüenza. Llevamos más de 10 años juntos y en el pasado nunca fui tan tímida, pero después de los embarazos y desde hace 3 años, lo que veo me disgusta y no puedo dejar que él me vea así”, admite.

Confiesa que siente mucha rabia con ella misma porque después de la dieta apareció la piel suelta en la zona del estómago y en los brazos. “El pijama me lo pongo en el baño y cuando tenemos sexo sólo es con luces apagadas y bien tapados”, explica.

Su esposo dice que le encantaría que su mujer estuviera orgullosa de sí misma. No la presiona y espera que algún día retome la confianza con su cuerpo.

“Ninguna esposa debe sentirse tan cohibida frente a su marido, pero entiendo que no podemos ayudar en cambiar estas obsesiones. Su pérdida de peso ocurrió tan rápido que no me sorprende que su autoestima necesite más tiempo para ponerse al día. Por mi parte, estoy dispuesto a esperar”, declara Stuart.


Fuente: el-nacional.com

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