- Sus padres biológicos la dejaron en un orfanato en Paraguay cuado era un bebé, donde fue adoptada tres meses después por una pareja británica. Hoy en día es comandante del batallón de entrenamiento en la unidad de búsqueda y rescate del Comando del Frente Interno de la Fuerza de Defensa de Israel.
Timna Marshall, de 21 años, de Caesarea, necesitó determinación y fuerza para lograr su sueño de ser oficial de combate en el ejército israelí. En el Día de la Independencia recibió una citación presidencial para los soldados más destacados.
Marshall pasó su niñez en la isla de Jersey, en las Islas Channel. Sus padres adoptivos se divorciaron cuando tenía tres años y a los seis su madre decidió convertirse al judaísmo y emigrar a Israel con sus tres hijos adoptivos. "Incluso antes de que nos mudáramos se cortó el contacto con mi padre adoptivo y la relación con mi mamá no era buena", dijo Marshall.
"De hecho fui criada por niñeras en el exterior y el Estado Judío. Mis padres adoptivos no tenían tiempo para mí. Desde que vinimos a Israel y los 15 años desde entonces, una niñera llamada Sa’ar nos cuidó. Ella era mi mamá en todos los aspectos. Nos enseñó hebreo, nos llevaba al colegio, nos daba de comer y jugaba con nosotros", dijo.
Luego de mudarse a Caesarea, la relación de Marshall con su madre adoptiva se rompió y ella terminó pasando sus noches en la casa de Sa’ar. "Hoy en día ella tiene 40, esta casada y tiene dos niños propios, pero todavía vivimos con ella", contó la soldado.
Un día descubrió que su madre había dejado Israel. Fue abandonada sin ciudadanía israelí y no era reconocida como judía. "No sabía quiénes eran mis padres biológicos y la FDI no quería alistarme. Servir en el ejército era mi objetivo y mi sueño. Crecí aquí, este es mi país y quiero contribuir como todo el mundo", dijo.
Luego de conseguir la ciudadanía israelí, Marshall entró a la FDI como soldado solitaria y no se defraudó. Incluso fue elegida en el entrenamiento básico como una soldado excelente y durante su curso de entrenamiento como oficial fue elegida como una muy buena soldado de combate.
"Mi mensaje es que incluso si uno está solo en el mundo, no debe bajar los brazos. Uno debe luchar y siempre habrá personas buenas que te ayudarán", dijo.
Marshall pasó su niñez en la isla de Jersey, en las Islas Channel. Sus padres adoptivos se divorciaron cuando tenía tres años y a los seis su madre decidió convertirse al judaísmo y emigrar a Israel con sus tres hijos adoptivos. "Incluso antes de que nos mudáramos se cortó el contacto con mi padre adoptivo y la relación con mi mamá no era buena", dijo Marshall.
"De hecho fui criada por niñeras en el exterior y el Estado Judío. Mis padres adoptivos no tenían tiempo para mí. Desde que vinimos a Israel y los 15 años desde entonces, una niñera llamada Sa’ar nos cuidó. Ella era mi mamá en todos los aspectos. Nos enseñó hebreo, nos llevaba al colegio, nos daba de comer y jugaba con nosotros", dijo.
Luego de mudarse a Caesarea, la relación de Marshall con su madre adoptiva se rompió y ella terminó pasando sus noches en la casa de Sa’ar. "Hoy en día ella tiene 40, esta casada y tiene dos niños propios, pero todavía vivimos con ella", contó la soldado.
Un día descubrió que su madre había dejado Israel. Fue abandonada sin ciudadanía israelí y no era reconocida como judía. "No sabía quiénes eran mis padres biológicos y la FDI no quería alistarme. Servir en el ejército era mi objetivo y mi sueño. Crecí aquí, este es mi país y quiero contribuir como todo el mundo", dijo.
Luego de conseguir la ciudadanía israelí, Marshall entró a la FDI como soldado solitaria y no se defraudó. Incluso fue elegida en el entrenamiento básico como una soldado excelente y durante su curso de entrenamiento como oficial fue elegida como una muy buena soldado de combate.
"Mi mensaje es que incluso si uno está solo en el mundo, no debe bajar los brazos. Uno debe luchar y siempre habrá personas buenas que te ayudarán", dijo.
Fuente: Iton Gadol
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