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martes, 21 de julio de 2015

El dolor de dos mujeres víctimas de trata conmocionó al Papa

Los desgarradores testimonios de Karla Jacinto y Ana Laura Pérez, abrieron el encuentro convocado por el papa Francisco en el Vaticano para luchar contra el cambio climático y la trata de seres humanos.
El dolor de dos jóvenes mexicanas, explotadas sexualmente y forzadas a trabajar, conmocionó este martes a los más de 60 alcaldes de todo el mundo reunidos en el Vaticano para luchar contra las formas de esclavitud moderna y el cambio climático.

Los desgarradores testimonios de Karla Jacinto y Ana Laura Pérez, abrieron el encuentro convocado por el papa Francisco en el Vaticano para luchar contra el cambio climático y la trata de seres humanos, dos graves tragedias que afectan a todos los países, según el mismo pontífice argentino.

“De los 12 a los 17 años tuve 42.000 relaciones sexuales” reveló Karla Jacinto, tras narrar una infancia infeliz, dominada por las abusos físicos y sexuales dentro de la propia familia.

“Un ángel caído del cielo me salvó”, reconoció al mencionar la persona, un cliente, que la ayudó a romper el círculo de explotación en que se encontraba ante los cerca de 300 personas que asistían al foro organizado en el Aula Nueva del Sínodo por la Academia de Ciencias Sociales de la Santa Sede.

Una hoja en blanco se convirtió en el emblema de una nueva vida, de la batalla contra esas formas de esclavitud, un fenómeno que el papa argentino combate desde sus años de simple sacerdote en su país y que ha convertido en una prioridad desde que llegó al trono de Pedro en 2013.

“Yo los invito a que escribamos una nueva vida, una hoja en blanco. No es posible que siga existiendo esta esclavitud en el siglo XXI, no es posible que todos estemos ciegos ante esa esclavitud”, clamó Pérez.

“Soportaba el hambre, masticaba el plástico, no me daban de tomar, tenía que beber el agua con la que planchaba”, fue el conmovedor relato de Laura, quien se sentía frágil, impotente, incapaz de huir y vivir libremente.

“Cuando decidí escapar estaba muerta en vida”, reconoció la joven, de 23 años, obligada por cinco años a planchar por 20 horas e inclusive a dormir parada.

Ante el llamado de esas esclavas modernas, cuyos gritos no suelen ser escuchados en muchos rincones del planeta, la Iglesia católica liderada por Francisco decidió movilizarse.

Invitó a unos 65 alcaldes de todo el mundo, entre ellos de grandes ciudades de América Latina, como Río de Janeiro, Sao Paulo, México y Bogotá así como a los regidores de París, Madrid, Nueva York, Boston, San Francisco, Roma, Milán, Nápoles, Oslo, Estocolmo, Teherán, Argel, Abiyán, Acra, Libreville, Lubumbashi (RD Congo) y Johannesburgo.

“El papa Francisco es un ejemplo”, confesó la recién elegida alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, quien como el pontífice está convencida de que el primer paso para modificar las conductas es el de dar ejemplo.

“Esta es una sociedad que no ha educado su sexualidad”, reflexionó la alcaldesa.

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