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viernes, 31 de julio de 2015

Mujer con dos madres: “Parejas homosexuales no deberían adoptar"

“Yo tenía cuatro años y siempre creí que ellas eran hermanas o familiares, pero pasó el tiempo y cuando tenía once años llegue un día del colegio y las vi besándose”, así comienza el relato de Paula, una mujer de Chillán que busca contar su experiencia en una familia homoparental y las razones por las que rechaza la idea de que se permita la adopción a parejas del mismo sexo.
La joven, quien pide mantener su anonimato, cuenta a Publimetro que si bien el tiempo ha pasado y no guarda rencor por la forma en que enfrentó la verdad de su familia, sí se mantiene firme en su opinión de que los hijos deben ser criados por una madre y un padre.

“Mi madre y su pareja llevan 34 años juntas, pero cuando finalmente me dijo que era lesbiana no supe cómo reaccionar. Ya no sabia qué era lo correcto, me sentí atraída por mujeres, experimenté y me di cuenta qué a mi me gustaban los hombres, pero sentí esa tremenda curiosidad. Yo creo qué no es fácil ni para la madre ni la hija”.

Paula reconoce que entiende que su madre y su pareja tienen una relación seria y que decidieron hacer su vida juntas a pesar de las dificultades que eso ha significado para ella, pero también insiste que esa misma situación es la que causó tanto dolor en su vida.

“Yo sigo teniendo contacto normal con ellas, pero mis hijos me preguntan qué parentesco tienen y a mi me dan pena, no estoy en contra de su amor, estoy en contra de que nos haya tenido a mi y mis hermanos”.

“No hay rencor de mi parte, pero siento que ellas dañaron a todos mis hermanos, todos tenemos problemas emocionales”, agrega.

Paula reconoce bien que esta experiencia, que marcó su vida, es la que no le permite estar de acuerdo con la adopción por parte de parejas del mismo sexo. “Si yo pudiera retroceder el tiempo jamás habría vivido con ellas, ellas me visitan, se aman, pero las veo y mis recuerdos vuelven”.

“Creo qué las parejas homosexuales no deberían adoptar, qué vivan su amor solas o solos y así no le dejan dudas, o rollos a un ñiño o a una ñiña. La vida ya es difícil para que te la compliquen más y si se dan cuenta que son minoría, no tengan hijos”.


Este tipo de experiencias, según explica la sicóloga de la Universidad del Pacífico, María Ester Buzzoni, en que la divulgación de una orientación sexual distinta a la que los hijos estaban acostumbrados provoque rechazo, es normal considerando que los hijos tienen derecho a sentirse molestos y contrariados con el tema.

“Ahí se juega el vínculo que existía, la historia que existía, la etapa vital del hijo, el conflicto que pueda tener el niño con su propia sexualidad”.

“Hay historias de familias donde hay un progenitor que vive una sexualidad oculta y que nunca se devela da y los hijos la conocen”, agrega la académica.

Por lo mismo, Buzzoni asegura que lo que deben hacer los padres en estos casos es comunicarse, pero tampoco entregar más información que la que los hijos requieran sobre la materia.

Al mismo tiempo, precisa que “hay que acompañar a los hijos. Hay que esperar, los hijos tienen derecho a enojarse, frustrarse, enrabiarse y los padres tendrán que acompañar y acompañar no siempre es fácil”

“Una relación más sana se construye cuando el hijo se puede permitir enojar y rechazarse”, acota.

Por su parte, el representante del Movilh, Óscar Remetería, coincide con la sicóloga en que la comunicación es fundamental, pero más que ello, en saber cómo comunicar este cambio.

“Se debe ayudar a los hijos a entender que existe un contexto, un porqué ese padre no hizo pública su orientación sexual y decide comunicarlo tantos años después. Hay contextos y situaciones diversas y complejas, y eso se debe comunicar”, concluye.

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