Hay que reconocer que el síndrome del maltratador no cambia fácilmente, tan sólo se puede superar con una terapia larga y comprometida. Por otra parte la mujer maltratada desarrolla a lo largo del maltrato una patología que también exige tratamiento.
Conviene analizar y reflexionar sobre estas cuestiones:
Antes del cambio social creado por el movimiento feminista y la masiva incorporación de la mujer al trabajo, cuando se llegaba a la edad de elegir una pareja adecuada para formar un hogar y tener descendencia, se consideraba conveniente que la mujer buscase un hombre sano y con una buena profesión, ya que la salud era importante tanto para la propia supervivencia, como para la supervivencia de la prole, por otra parte el que el hombre fuese “trabajador”y tuviese una “buena posición” o un “buen trabajo” era garantía de una vida más o menos cómoda para la mujer.
Por su parte el hombre buscaba una mujer “bella”, entendiendo que la belleza no sólo era el máximo valor en una mujer, sino también una garantía de descendencia sana y valiosa, sobre todo si eran hijas. También se buscaba una mujer “hacendosa” y “de su casa”, ya que se esperaba de ella que trabajase en su casa y se dedicase a la crianza de sus hijos.
En la actualidad siguen conservándose los estereotipos tradicionales a pesar de que la realidad ha cambiado. La salud es ya un dato casi plenamente garantizado ya que la mortalidad infantil en España es prácticamente nula. Por otra parte tenemos el menor índice de natalidad del mundo, por lo que se sabe que muchas parejas no van a tener hijos. Además, de la mujer se espera que trabaje fuera de casa al igual que el hombre y las mujeres se esfuerzan y se forman para ello. En este momento las posibilidades de encontrar pareja son mayores para la mujer que trabaja que para la que no lo hace. La belleza empieza a cambiar de concepto y se identifica en muchos casos con la delgadez y con el aspecto atlético que no coincide con lo que es más adecuado para la procreación.
La mujer y el hombre actual, buscan cualidades más externas: belleza, ingenio y disponibilidad. Se valora cada vez más la adecuación sexual entre ambos, aunque a pesar de la apertura ante esos temas, el ajuste sano sigue siendo tan difícil como siempre.
Pocas mujeres, sin embargo, se plantean lo fundamental que es, para la supervivencia de la pareja, la actitud que el hombre tenga sobre la igualdad de oportunidades entre géneros y como él se posiciona ante el problema de la distribución de las tareas domésticas. Estas actitudes son esenciales para hacer un pronóstico sobre la duración y la felicidad de la futura pareja.
A lo largo de la práctica clínica con parejas, hemos constatado que las razones del origen de los conflictos más graves entre parejas se deben: En primer lugar a la relación de cada uno de los miembros con las familias de sus respectivas parejas y en como acepta el otro esa relación. En segundo lugar a los problemas creados por el mayor o menor acuerdo sobre la práctica y la frecuencia de las relaciones sexuales. Y en tercer lugar, por delante de otros problemas como los gustos, los valores, el dinero etc., estaba la distribución, satisfactoria para ambos, de las tareas domésticas.
Para que las parejas tengan posibilidad de durar como parejas lo suficiente como para plantearse responsablemente tener hijos y criarlos entre los dos, transmitiéndoles los valores que como padres consideren que son los importantes para su vida futura, es necesario que cambien los criterios culturales y sociales de elección de pareja, así como lo que un@ exige al otr@ .
La pareja actual no es viable sino se hace sobre unas bases de.
Autentica igualdad, que permita la diferencia y el espacio de cada un@ y vaya creando un equilibrio y unos ciclos de ejercicio del poder.
Respeto a la diferencia del otr@ y respeto en el trato. Este respeto se basa en la aceptación esencial de la individualidad y la dignidad de la otra persona. Significa darle al otr@ el derecho de cometer errores y de ser débil, así como asumir el deber de reconocer sus virtudes y su fortaleza, controlando con paciencia y comprensión los roces y defectos que surjan en la estrecha convivencia que supone vivir en pareja.
Comunicación. Una relación de pareja es una relación de interdependencia y para que funcione correctamente hay que fundamentar y desarrollar una profunda intimidadentre ambos miembros. La intimidad profunda se basa en: el amor, en sus dos vertientes de amar y ser amado, el respeto, una confianza básica y la entrega. Sin comunicaciónes imposible crear y mantener la intimidad necesaria para que una pareja sea feliz y permanezca en el tiempo.
Es fundamental no dejar pasar los problemas y conflictos sin hablarlos, analizarlos y resolverlos. Las heridas que no se limpian y se curan, se enconan.
Es muy importante que si se percibe que quedan conflictos antiguos no resueltos y una vez agotados los medios de los que se dispone, no dudar en pedir ayuda profesional.
Las parejas donde no hay maltrato, tienen muchas posibilidades de restablecerse después de una ruptura y tras una terapia de pareja. En donde hay maltrato es casi imposible, a no ser tras una larga terapia de cada uno de los miembros por separado. Es muy importante tener en cuenta de que hasta que ambos miembros de la pareja, el maltratador y la maltratada, no están plenamente recuperados, no se debe realizar una terapia de parejas.
Para evitar una elección equivocada de una pareja susceptible de ser maltratador, conviene tener en cuenta que no todos los hombres son potencialmente maltratadores. Hay hombres que en ningún caso se convertirían en maltratadores, así como hay otros que fácilmente, en situaciones de tensión, tenderán a asumir esos tipos de conducta.
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